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lunes, 10 de diciembre de 2012

SAGRARIO, UNA MUJER DE BIEN.




Sagrario. Fotografía Jesús Aguado

En el Salón de Plenos del Ayuntamiento de León se celebró el día 5 de diciembre -Día Internacional del Voluntariado- el acto de entrega a Sagrario Riaño - ORIENTADORA DEL TELEFONO DE LA ESPERANZA Y MIEMBRO ACTIVO DE OTRAS 4 ONGS- la distinción de VOLUNTARIA DEL AÑO 2012, presidido por el Alcalde la ciudad y con la presencia de los grupos de la oposición.

La redacción del blog hoy va para ella. ¡Se lo merece!.

Sagrario, una mujer de bien. Voluntaria del año 2012 por el Ayto. de León.


 
Nunca la verás subida a un escenario o dirigiendo al público más allá de media docena de palabras. La vida para ella es mucho más que hablar, sea bella o ruin la palabra. Que sigue al pie de la letra el bien decir de Gracián: “lo bueno si breve, dos veces bueno”.

Sagrario es grande en el bien hacer. Después de digerir el trago amargo de la muerte de Segundo – su marido y compañero – la ciudad de León la pone en su frontiscipio, ese lugar reservado para las personas de bien, aquellas que han hecho un espacio más amable para todos, especialmente para los más desfavorecidos. La grandeza de una persona no está en las riquezas que acumula o en los aplausos que recibe o en los puestos encumbrados que ocupa, sino en la honestidad y en la autenticidad de su vida.


Salón del Plenos del Ayto. de León
Sagrario es una mujer de una pieza, con un corazón que no le cabe en la pulcra leonina y todo el tiempo del mundo es poco para ella, poco para crear solidaridad y ternura.

El reconocimiento que el Ayuntamiento de León le ha otorgado como “voluntaria del año 2012” ha ganado el aplauso de los transeúntes y menesteros de la ciudad, de los expresidiarios que buscan empezar de nuevo una vida sin tantos tropiezos, de los enfermos que maldicen o biendicen sus quejidos, de los tristes, los solitarios, los abandonados, los trastornados que llaman al teléfono de la esperanza en busca de consuelo, calor y escucha. No hay reconocimiento mayor que el que te dan los de abajo, los que no te lo pueden pagar o aquellos a los que incluso les cuesta ser agradecidos.


 
En este caso las instituciones y los pobres se han unido en un afán común: realzar la bonhomía de una mujer, que con paso lento, tranquilo, sereno, recorre cada día nuestra ciudad enjugando lágrimas y acogiendo desahuciados, como una Teresa de Calcuta en medio de nosotros.

Gracias, Sagrario.
 

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