Te vas a la ciudad definitiva sin mi, de Ismael Serrano.
Cuesta despedirse. Decir adiós, aunque sea necesario, imprescindible.
Cuesta despedirse. Decir adiós, aunque sea necesario, imprescindible.
Sobre todo si es a la CIUDAD DEFINITIVA. Aquella que no tiene vuelta atrás y que nos deja con un portazo entre los labios y rechinando los dientes, entre rabias.
Aquella que está más allá de nuestra mirada y de nuestra piel.
Aquella que provoca lágrimas y vacíos.
Aquella que es incierta, como la misma vida.
Aquella en la que dejamos de vernos, de sonreirnos.
Serán necesarios otros ojos, otras miradas, otros corazones.... para saber sintiendo que en el alma no hay despedidas y que volveremos a encontrarnos sin amarguras y desalientos, más allá de nuestras torpezas.
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