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jueves, 24 de octubre de 2013

CONVERSACIONES CON MI MENTE

¡MI POBRECITA VÍCTIMA!
                        ¡Ay mi pobrecita víctima! ¡Qué triste y ojerosa te veo!. El mundo es terrible, la gente te mira mal… hay crisis; en el universo se han alineado un par de planetas con siete u ocho estrellas para amargarte cruelmente la vida. ¡Y tú, mi pobre víctima en medio de semejante “fregao”! Tienes toda la razón: ¿Qué se puede hacer ante tanta circunstancia adversa, aciaga y desagradable?. Tú, como todos los miembros del apesadumbrado gremio de las víctimas inocentes, no puedes, no sabes, no vales, eres demasiado esto,  demasiado lo contrario, tienes que ir allá, volver luego para acá, estar con este, con el otro, acatar la norma de ello… ¡Pobre víctima que injusto es el mundo!
                        Tal vez no sabes que la vida se compone de opciones. Que cada día elegimos entre varias y que en cada elección creamos nuestro destino. Tu elección, mi pobrecita víctima, puede ser someterte a voluntades ajenas para luego convertirte, si la cosa sale mal, en su “víctima inocente”. De esta manera les puedes echar la culpa, quejarte hasta el aburrimiento y apuntarles con el dedo en cuanto surgen por el horizonte. Pero también puedes elegir ser tu propia ama, empresa mucho más difícil que gimotear que no puedes, no te dejan, no sabes… ¡Triste mi pobre víctima si eliges esta última opción!: acabarás inmolada en el sacrificio de todo un universo malote al que luego puedes acusar de todas tus penas.
                        ¡Mi pobre víctima, haz una elección para ti y deja ya de lamentarte de lo que tú misma haces! Puedes incluso elegir continuar un tiempo en el mismo lugar que duele, pero consciente y sabiendo que lo haces para coger ese impulso que pronto te permitirá salir de la situación. Aunque por fuera nada cambie, por dentro todo cambiará de esta manera, pues esa decisión te convertirá en parte activa de tu vida.
                        Porque aunque ahora no lo creas, sólo es víctima quien decide serlo. Todos somos héroes en proceso de crecer, pero si optamos por el cómodo camino de la queja y la impotencia, culpando a los demás de nuestra negativa a vivir, nos alejamos de nuestro centro, de nuestra esencia que es el ama y señora de nuestro carro vital.

 Mª José

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