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domingo, 20 de octubre de 2013

BUEN CAMINO


El sábado 19 de octubre el Teléfono de la Esperanza nos ofreció un buen cocido. Fue en la Maragatería. El lugar, comarca o región donde ese plato más se ofrece y más se degusta. El día tenía su dificultad. Habían dicho los del tiempo que iba a llover. No sé si alguno dejó de ir o dudó. Pero el autocar fue lleno.  Y ahí fue donde Mª José nos contó muchas cosas del “camino”, incluso que podía imponerse como castigo.  Los organizadores debían saber esto porque no se conformaron con darnos la información de la etapa, esto es, la carta de la comida, sino que nos hicieron pujar una piedra para ganarnos a pulso el deseo que nos esperaba.


Esta fue la comida. Siguiendo el orden, -no podía ser de otra manera-, de cómo se come este plato en esta maragatería.



Primer plato. Sopa de cocido. La hubo de dos clases: de fideos y de pan. Allí en Astorga, comenzó la degustación. Sopa calentita y muy sabrosa. Porque ahí iniciamos el camino que nos llevó, primero a Murias de Rechivaldo y luego a Santa Catalina de Somoza. Íbamos a buen ritmo, conversando y degustando lo que se nos iba ofreciendo. La sopa estaba en su punto.



Segundo plato.- Garbanzos. Allí por el Ganso, el tercer pueblo que recorrimos, nos fueron sirviendo este segundo plato. Abundante. Era necesario que cada cual tomase su ritmo, que se degustase poco a poco. Y así lo hicimos, en compañía, solos o en grupo, diciéndonos lo que el paladar nos estaba enseñando. Ya estamos fuertes. El camino nos enseñaba sus bellezas. Setas de muchas clases. Tonalidades de algunos árboles para detenerse. Bien señalizado. Sin aristas. Vamos comiendo el segundo plato. Y fue largo, porque era necesario sacar todos sus sabores. Que son muchos y muy variados.


Tercer plato.- La ración. La carne. Lo más fuerte. Lo que nos llena. Una multicolor relación de sabores. Para disfrutarlo nos paremos. Fue en Rabanal. Chorizo, panceta, lacón, gallina, rabo, oreja, morro, costillas y tocino. Hubo de todo. Lo iba anunciando el camino. Y se nos hizo esperar. Pero, al fin llegamos, y los cocineros sabían que nos ofrecían magnífico producto, bien cocinado y degustado, lentamente, en un buen salón. Fue el momento de la parada. El de las risas. El de coger fuerzas para seguir caminando. Todo estaba calentito y muy sabroso.



Cuarto plato.- Natillas.- Es un alimento que alivia el estómago ante la fuerza del plato anterior. Y para que así fuese, la organización, nos dispuso de dos en dos, mejor desconocidos que conocidos, para que fuésemos compartiendo cómo estábamos sintiendo los platos ya comidos y los que aun nos esperaban.  Pero, ¿quién dijo que comer las natillas era puro placer? Fue entonces cuando aparecieron las cuestas y las conversaciones se hicieron más lentas. Pero, casi sin darnos cuenta, fuimos dando cumplida cuenta a ese cuenco de natillas y preparando nuestros deseos. Porque, de repente, Foncebadón se apareció dando abrazos por llegar a sus tierras. Esos ánimos sirvieron para cubrir de adornos ese plato de cocido.




Quinto plato.-  Café y chupito.- Y con el paladar a punto, llegó la guinda. La cruz del Ferro, a unos dos kilómetros de Foncebadón y subiendo. Piti piti, poco a poco llegamos al alto de los deseos. Y para que fuese más valioso la lluvia quiso hacerse presente a modo de cuatro gotas como para decirnos: ¡eh, que os he respetado!, ¡mirad al cielo! Así lo hicimos y cada uno fuimos formulando nuestro deseo, en voz alta o en silencio, al mismo tiempo que arrojábamos la piedra que desde Astorga veníamos pujando. Buen remate, sabroso café, delicioso chupito. Hermosos deseos. Descarga de pesos.


Luego, en el autocar dio tiempo a decir, cantar y agradecer. La segunda etapa ya se anunció: el 23 de noviembre, de Foncebadón a Molinaseca, creo. ¿Y ahí que comemos?

Una aclaración: comer un cocido lleva su tiempo y tiene sus consecuencias. Hacer el camino también. Nadie dijo que era fácil. Todos sabíamos que 27 kilómetros hay que andarlos, que cuesta. Pero ¿y la satisfacción de hacerlos? El camino, además tiene algo especial. El Teléfono de la esperanza también. Encontrarse ambos  nos ha hecho disfrutar aún más. Porque el grupo sana.



Muchas enseñanzas. Aquí queda una:


"Todo lo que el camino te da, la vida te lo quita si no lo compartes" 


Un abrazo compañeros de camino. Os invitamos a expresar vuestros sentimientos en comentarios. 
H y MN

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