La entrada de hoy es especialmente hermosa, delicada, profunda y humana. A las pocas horas de morirse su madre, Araceli, Javier Robles se pone al ordenador para ordenar su cabeza y dejar brotar sus propias emociones. Nos las ha mandado recién salidas del alma para escucharse y poner voz a su experiencia de luz, una vez rotos todos los miedos.
El jueves, Javier terminaba el grupo de "encauzando las emociones" y se despedía con estas palabras: "no sé si mi madre durará mucho; tal vez se pueda morir esta noche o mañana mismo...".
Al día siguiente se moría en paz y en compañía de todos sus seres queridos, sabiéndose acompañada y querida,muy querida, en un amor tejido en miles de detalles de su marido, de Elena, de sus nietos, de toda su familia.
"Puedo escribir los versos más tristes esta noche…
Creo que ni puedo, ni quiero.
Se me ha ido, sí, se me ha ido. Parece que estaba esperando a que termináramos el taller. A que de verdad estuviera convencido de que me acompañaba toda vuestra energía, toda vuestra fuerza. Muchas gracias por todo lo que me habéis dado, lo voy a necesitar.
En realidad fue ella la que me llevó ahí, fue por ella por la que descubrí el Teléfono, fue por ella por la que os conocí.
Se quedó como dormida, se fue apagando sin dar un ruido, parecía que en cada suspiro se quería ir, como que disfrutaba, hasta que llegó el último. Se fue como ella quería, en silencio, en su casa. Y que carina se le quedó, parecía alegre, había desaparecido esa tensión que la caracterizaba.
Ayer os dije que había visto nacer a mis dos hijas, hoy os puedo decir también que he visto morir a mi madre, no sé que ha sido más importante para mí. ¿Qué más se puede pedir a la vida? Lo estuve deseando durante mucho tiempo, lo pedía con insistencia, y al fin se me concedió.
Es muy tarde lo sé, pero no puedo dormir, mañana será un día duro, pero me da igual.
María Jesús, Ana, Fredes, Fernando… (perdonar si se me olvida la de alguno), seguro que ya está con las vuestras, no sé dónde, ni me importa, pero seguro que sabrán cuidar de ella.
Ahora ha llegado el momento difícil, Valentín, el momento de trabajar, para como dijiste un día, colocar de nuevo las piezas, recolocar nuestras vidas. Ahora falta una pieza, que en mi familia era muy importante, no sé si será fácil rellenar su hueco, pero hay que intentarlo. Ha llegado el momento de poner en marcha todo lo que me habéis aportado estos meses, los tres últimos meses de mi madre. Si ayer os dije que os recordaría siempre, hoy sí que estoy seguro de ello.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche… pero no quiero.
Javier Robles
PD. Estaremos en el Tanatorio Los Jardines, en San Andrés
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