- La canción del verano –
He estado escuchando atentamente lo que damos en llamar la canción del verano. Música pegadiza y letra absurda: repetitiva y sin contenido.
Después de escucharla me ha quedado pensando qué nos ocurre en verano. ¿Nos atontamos? ¿Nos dejamos llevar por la superficialidad más desmedida? ¿Adoptamos una pasividad tan extrema que tragamos lo que nos echen? ¿Pasamos de todo?
El tema da para pensar.
Yo creo que el verano es un buen tiempo para recargar energía, para activarnos emocional y físicamente, viajando, leyendo, meditando, encontrándonos, celebrando, probando cosas nuevas, llevando a cabo esas actividades que durante el año vamos dejando un poco apartadas por falta de tiempo o ganas, aprovechando los días largos y el clima cálido. En definitiva, viviendo.
Pero llega junio y empezamos a oír y cantar “canciones de verano”, a identificarnos con su facilona filosofía, a vaguear y a dejar pasar los días y los momentos sin reparar en ellos. Nos adormecemos y nos amuermamos.
Y, cuando queremos darnos cuenta, estamos de nuevo en septiembre. Y entonces nos invade un sentimiento de pérdida de tiempo, de arrepentimiento incluso por el desaprovechado verano, de “qué duro es vivir” y “cuánto cuesta la rutina”. Y encaramos el resto del año con desgana y apatía, más cansados que cuando lo empezamos.
En fin, si Gurb (el famoso, gracioso, inteligente e ingenuo personaje ideado por Eduardo Mendoza) volviera a visitar la Tierra, nos vería aún más peculiares que cuando lo hizo hace años.
M.E.Valbuena
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