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domingo, 5 de mayo de 2013

EL RINCON DEL PSIQUIATRA


Las flores del optimista

EL PODER DEL OPTIMISMO

He estado pensando cómo dar la bienvenida al nuevo vecino (El rincón del optimista) de este espacio de reflexión y no se me ha ocurrido mejor forma que compartir con todos vosotros algunas ideas sobre el optimismo.

He encontrado en Internet este relato: “Érase una vez tres gusanos de seda que ignoraban su futuro como mariposas. Sus nombres eran: Pesimista, Realista y Optimista. Se les acercaba la hora de su transformación y empezaron a sentir los primeros síntomas…. Su voraz apetito fue desapareciendo, su movilidad menguaba a gran velocidad y, finalmente, sintieron como el capullo les aislaba del mundo conocido, de la seguridad de lo cotidiano. En la oscuridad del misterio de su futuro, tuvieron pensamientos distintos:

• Pesimista se dijo a sí mismo que estaba viviendo el final de su vida, y en lo más profundo de su sentir, se despidió de los buenos momentos.

• Realista se dio ánimos diciéndose que todo aquello sería momentáneo y que, tarde o temprano, todo volvería a la normalidad.

• Optimista sintió que, aquello que le estaba ocurriendo, podría ser la oportunidad para que se cumpliese su sueño más preciado: poder volar. Y aprovechó la oscuridad para perfeccionar sus sueños.

Cuando los tres capullos se abrieron, dejaron ver tres realidades iguales y distintas, a la vez…

• Pesimista era una bellísima mariposa, pero…. estaba muerta… Había muerto de miedo.

• Realista era una hermosísima mariposa, pero…. a pesar de ello, empezó a arrastrarse como cuando era gusano. Con satisfacción, dio las gracias al cielo por haber podido seguir igual.

• Optimista, nada más ver la luz del día, buscó sus alas… y al verlas, su corazón rezumó alegría, emprendió el vuelo, y dio las gracias, repartiendo su dicha por todo el bosque.”

Reflexión

El optimista teniendo los pies en la tierra tiene alas para poder volar y no anclajes que le aten a su situación presente. Es decir conoce sus posibilidades pero también sus limitaciones, de lo contrario no sería optimista sino un iluso. Así, nunca un optimista comenzará un negocio sin los medios apropiados, ni dejará a la suerte sus éxitos, ni fantaseara por conseguir algo aunque no ponga los medios. El optimista parte de su realidad, pero más que mirar sus deficiencias y frustraciones se fija en sus posibilidades. El optimista no es el que nunca en la vida ha tenido un tropezón sino aquel que ha sabido mantenerse en pie a pesar de ese tropezón.

Con mis mejores deseos para el nuevo amigo del “rincón de al lado” levanto una copa imaginaria y brindo con optimismo.

Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra



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