No es lo mismo mirar que ser vistos, reír que hacer reír, actuar que ser espectadores, pisar que ser pisados, aplaudir que ser aplaudidos, llorar que ver llorar.... y así podríamos seguir en una lista sin fin, concluyendo que no es lo mismo vivir con intensidad que hacerlo por las ramas, de puntillas o enredados en ellas.
Si esto es así, no sé por qué nos asombra que las consecuencias sean distintas en comportamientos distintos.
Si no somos capaces de arriesgar en nuestra vida y en nuestras relaciones ¿por qué nos molesta que los que arriesgan ganen más que nosotros?
Si no nos comprometemos con la realidad que nos toca vivir, porque preferimos mirarla y analizarla desde una distancia prudente ¿por qué criticamos a los que con su compromiso y esfuerzo logran cambios que nosotros ni siquiera soñamos?
Si no estamos dispuestos a tragar las hieles de la incomprensión ¿por qué reclamamos las mieles de los triunfos ajenos?
Seguro que debajo de tanta crítica, análisis y tirachinas hay algo más que no queremos desvelar. Y seguro también que todos sabemos cómo se llama ese sentimiento.
La Escribana del Reino
M.E.Valbuena
M.E.Valbuena
Un aplauso para el que arriesga, para el que explora nuevas soluciones, para que inicia senderos nuevos...es más difícil, crea dudas, produce cansancio...pero tiene más valor, es más ilusionante...es para hombres grandes.
ResponderEliminarSiempre será mejor vivir que ver pasivamente vivir..
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con el primer comentario. Sólo añadir que arriesgar es para hombres grandes y para mujeres excelentes.
ResponderEliminarAh! la envidia que mala es...y en el fondo las inseguridades.
ResponderEliminarPor qué el tercer comentario hace la diferencia entre:¿"HOMBRES GRANDES Y MUJERES EXCELENTES"?; ¿no pueden ser tanto los hombres como las mujeres "grandes y excelentes"?.
ResponderEliminarPepi necesita aclaración. Muchas gracias.
Mi interpretación a la exposición de "La Escribana del Reino":
Hay mucho vago en la vida, y qué encima sienten envidia de las personas que
han conseguido sus triunfos, en vez de valorarlas, por el esfuerzo realizado y en vez de tratar de cambiar para conseguir ellos los suyos.
Hay un dicho popular que dice:"En la vida hace más el que quiere, que el que puede". A éstas personas las valoro mucho.
¡Cómo amarga la hiel de la incomprensión!¿Hay remedio para esto?
ResponderEliminarSupongo que el remedio está en tragar la hiel rápidamente. Si asumimos que el riesgo acarrea incomprensión, no demoremos su trago ni esperemos peras de un olmo.La hiel nunca será dulce y el olmo jamás dará peras.
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