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sábado, 26 de abril de 2014

LA ESCRIBANA DEL REINO

Niebla en alza. Fotografía Jesús Aguado 

-Como la niebla al levantarse –

         Me quedé un día observando un paisaje nebuloso. La niebla era tan espesa que no dejaba ver a través de ella y las cumbres montañosas sólo podían imaginarse. La visión resultaba triste, húmeda, fría y desoladora. A mi alrededor sólo había una masa gaseosa y espesa que nublaba cualquier atisbo de luz.

         Sin embargo, en cuestión de minutos, la niebla empezó a alzarse, la luz apareció y el paisaje (incluso el pico más alto de la montaña) pudo apreciarse en toda su belleza.

         Pensé entonces en cómo cambian las cosas en cuestión de tiempo y de las circunstancias. El mismo lugar físico que me transmitió desolación minutos antes, me transmitía en ese momento alegría y optimismo. ¿Qué había ocurrido? Algo tan sencillo como que la luz pudo con la niebla y se impuso sobre la oscuridad.

         Trasladé la metáfora a la vida cotidiana: vivimos a veces rodeados de niebla; otras, bajo un sol aplastante; y la mayoría, entre sol y sombras. Cuando la humedad de la niebla se nos haga insoportable o la luz abrasadora del sol insufrible, pensemos que todo pasa y que seguimos siendo los mismos en cualquier estado, por mucho que éste nos afecte.

         Así como la niebla física se levanta en cuestión de minutos vencida por la luz, así también  la  otra niebla – la niebla emocional- desaparecerá de nuestro alrededor vencida por la alegría de vivir.

         Esta reflexión en aquel momento me aportó serenidad y mi experiencia vital me ha demostrado después que así es.

                                                                                     M.E.Valbuena

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