¡El título ya me sedujo! Como no era el primer curso que hacía, mi imaginación no llegó tan lejos como para pensar en que alguien, en el teléfono de la esperanza, pondría una varita mágica en mi mano, con la que me tocaría y descubriría la fórmula para disfrutar al máximo de mi vida y encontrar la felicidad. Pero sí me dio pie a pensar, (ya tenía que notarse que había hecho algún curso más), que me serviría para encontrar dentro de mí misma eso que tanto ansiaba que me llegara con un golpe de suerte: la manera de ser feliz con algo tan importante que la vida ha puesto en mis manos, yo misma.
A lo largo de las sesiones, tanto del coordinador, Valentín, como del resto de compañeros de curso, fui aprendiendo mucho y conociendo distintos aspectos y muy diferentes puntos de vista basados en la experiencia de cada uno.
Los valores, el amor, el sufrimiento, el sentido de la vida, … fueron pasando ante mí cada tarde de martes, se me fueron presentando para que yo después pusiera un poco de trabajo y dedicara tiempo a reflexionar y mirar hacia adentro para llegar a la estación término donde yo quería parar: la felicidad.
Ojalá pudiera decir que ahora ya sé todo lo que tengo que saber para ser feliz…o no…Lo que sí puedo decir, y me siento orgullosa y satisfecha por ello, es que ese tiempo lo he dedicado a mí, a conocerme, a aprender a vivir y valorar lo que tengo.
No dispongo de la varita, pero sí de las claves para poder seguir ahondando dentro de mi y aprendiendo y disfrutando día a día de lo que la vida me depara. Estoy muy agradecida a todos mis compañeros, y en especial a Valentín por lo que me han aportado.
MD
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