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lunes, 24 de febrero de 2014

CONVERSACIONES CON MI MENTE

ABRAZAR LA MUERTE
                        ¿Y si mañana te fueras? ¿Y si tus ojos vieran este sol por última vez?
                        ¡Cuánto corremos hacia ninguna parte! ¡Cuánto nos afanamos por lograr tesoros que al instante olvidamos en un rincón! ¡Cuánto sufrimos por sueños que abandonamos sin haberlos intentado siquiera, porque no podemos, porque no valemos, porque, porque!… ¿Por qué?
                        Y mientras tanto la vida sigue su camino como una sombra inconsciente, que cargamos a la espalda sin verla, hasta que un día, no sabes cuándo…
                        Y ese día, definitivamente, todo estará perdido.
                        Correr para perder; correr para agotarse; correr para no conseguir nada. Tan absurdo como el asno que persigue la zanahoria atada al palo.
                        No sería tan mala la carrera si nos alegrara, si fuera por aquello que realmente nos llena y si fuéramos conscientes del camino para evitar los baches. Pero corremos en pos de aquello que se supone necesitamos y muchas veces, detrás de sueños que nos han sugerido y que en realidad no amamos.
                        Y agotados en mil maratones inútiles llegaremos un día a la eminente meta, asombrados del vacío que cargamos en el alma.
                        Qué diferente sería correr en compañía de una amiga amable que nos recuerde que más tarde o más temprano caeremos en sus brazos. La amiga muerte que nos enseña la vida. La amiga muerte que nos señala el camino que realmente queremos andar, porque su compañía, lo queramos o no, es perpetua y suyos seremos en cuanto ella lo decida.
                        Abracemos la muerte como a la mejor amiga, ya que sólo ella nos recuerda que estamos vivos. Abracemos la muerte que nos enseña a vivir como si todo fuera a acabarse mañana. Abracemos la muerte que logra infundirnos valor para acercarnos a nuestros sueños, pues su compañía inexorable nos hará fuertes y seguros.
                        Que ella sea nuestra compañera y nuestro apoyo, pues a su lado, cada segundo vivido será pleno, cada emoción será sentida desde el corazón, disfrutando del sol, de la luna y de las estrellas, de manera que cuando nos lleve con ella, hayamos vivido, sentido y amado con intensidad. Sólo con su presencia saborearemos la vida plenamente, sin miedos y sin excusas. Porque no somos eternos ni invulnerables. Viviendo con nuestra amiga muerte sentiremos nuestro amor y nuestra fuerza cada segundo de nuestra existencia. Pues sabemos que cuando estemos definitivamente con ella, sólo los vivido con amor habrá valido la pena.

Mª José Calvo Brasa

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