Este blog llevaba tiempo deseando hacerle una entrevista esmerada a Raúll Rodríguez, escritor, director de cine, observador de la vida, poeta, místico, nacido en el pueblo leonés de Villeza y residente en una pequeña localidad de Segovia, cuyas palabras han estado presentes en varias entradas en este medio de comunicación. Nos ilusionaba conocer de cerca el mundo que le habita, sus quehaceres, sus sueños y su análisis del momento concreto que estamos viviendo.
En el mes de septiembre tuvimos la gran “suerte” de estar hospedados en su propia casa y compartir su pequeño y gran mundo. Nos recibió como él es, con las manos y el corazón abiertos y nos entregó sus ideas, sus encuentros y su vida. Para todos.
Nos sentimos agradecidos de su acogida y del encanto y serenidad que transmite. Del color y del calor de su casa. Algo nos dice que “no ha sido fácil llegar hasta dónde está y como está”, pero ha merecido la pena el camino recorrido, “porque quien anda en amores ni cansa ni se cansa”, que diría el maestro Juan de Yepes.
Sus palabras y su persona parecen reencontrarnos con el espíritu Kalil Gibrán, Juan de la Cruz, Osho, Tony de Mello, Krisnamurti, Philippe de Lyon, Buda, Jesús de Nazaret, Rumi… y tantos otros que han ofrecido lo mejor de sus vidas a la humanidad.
Visitando su casa en el pueblo |
PRIMER DIA: “MI MADRE SUPO QUIÉN ERA YO CUANDO NADA MÁS NACER ME TUVO EN SUS BRAZOS”.
1º.- Háblanos de ti y de tus circunstancias vitales.
Nací en Villeza, un pequeño pueblo de la provincia de León. Mis padres eran agricultores y viticultores. Aquel niño que corría por las eras de su pueblo, que amaba los días de sol y de viento, pronto se dio cuenta de que su mente era muy inquieta, muy curiosa, interesada por muchas cosas a la vez. A los cuatro o cinco años ya reflexionaba sobre temas diversos de la vida. Siempre me interesó indagar sobre la muerte, pero también sobre otros muchos procesos humanos que no se ven a simple vista. Externamente mis circunstancias no eran fáciles debido a que yo era un niño bastante enfermizo, a esto hay que añadir que ciertas labores del campo me resultaban difíciles de hacer, me recuerdo pasándolo mal bastantes veces, especialmente en invierno. Mi físico no me permitía muchas alegrías, sin embargo internamente adquirí una voluntad muy fuerte y también una gran tenacidad. Creo que las dificultades de entonces son mi fortaleza de ahora.
Raúl y su padre |
Siempre amé el aire libre, también la vida libre. Yo no quería que nadie me mandara, tampoco quería yo mandar a nadie. La libertad ha tirado siempre de mí. La libertad no es hacer lo que a uno le dé la gana. La libertad está estrechamente ligada a la responsabilidad. Si no eres responsable no puedes ser libre, y si no eres libre no puedes ser responsable. Si alguna vez me imagino cómo es Dios, pienso en ‘algo’ completamente libre, y por supuesto responsable. Así que yo quería crecer libre pero precisamente por eso no lo tuve fácil, sin embargo la vida se fue abriendo camino mágicamente. Desde que era niño supe que tenía una mente privilegiada. Durante años no fue fácil convivir con eso, ahora lo llevo de forma natural y todo está integrado, pero no en aquellos primeros años. Pienso que todos tenemos una mente privilegiada; si a la mente que tenemos le añadimos una pasión total por lo que hacemos, de ahí nace una mente privilegiada. Cuando ahora pongo la vista sobre aquellos primeros años, me veo mirando todo con una mirada paciente y escrutadora, como si quisiera descubrir lo profundo que hay detrás de cualquier apariencia externa. ¡Qué pensarían de mí mis padres y mis hermanos y los vecinos de mi pueblo! ¡Qué pensarían!Porque la verdad es que yo no entraba en el ‘molde’ en el que entran la mayoría de los niños. No era fácil catalogarme. Excepto mi madre. Creo que mi madre supo quién era yo cuando nada más nacer me tuvo en sus brazos.
3º.- Háblanos de los mensajes parentales recibidos, de las huellas de tus seres queridos.
Cada día valoro más la buena familia que he tenido y que tengo, creo que se trata de una familia extraordinaria. He tenido unos padres muy buenos, unos hermanos cariñosos y verdaderos. Mis abuelos fueron cuatro seres únicos en mi vida, con los cuatro tuve una relación profunda, entregada. Jamás vi a ningún familiar cercano hacer nunca nada malo. Su mejor testimonio ha sido su ejemplo. Eran limpios, transparentes. Lo son. Toda la bondad natural que yo pueda tener viene de esa familia que ha estado ahí y que sigue estando.
Raúl y sus hermanos Elena y Juan |
4º.- Háblanos de tu adolescencia, de tus rebeldías, de tus portazos y de tus ausencias.
Siempre he sido moderado en las formas externas, pero radical en el fondo. Yo era entonces una persona que lo cuestionaba todo.No era fácil hablar conmigo. Cuando tenía trece o catorce años y estaba en el aula a veces lo pasaba mal porque yo podía tener más conocimientos que el profesor que nos estaba dando la clase. Aprovecho para decir que siento un gran aprecio por aquellos profesores, tengo en cuenta su formación y el momento de la historia que les tocó vivir. No quiero que nadie piense que me falta humildad por decir que yo algunas veces sabía más que el propio profesor, pero es que era la pura verdad, hasta mis propios compañeros de clase se daban cuenta. La humildad no es rebajarse para aparentar ser lo que uno no es, la verdadera humildad es reconocer lo que uno es, sea lo que sea. Sin embargo, a los dieciséis años viví una experiencia que cambió mi vida. A la luz de la nueva espiritualidad se diría que aquello que viví era una apertura de conciencia; según el lenguaje de los antiguos se diría que viví una experiencia mística. A raíz de ese acontecimiento cambió mi forma de comprender el mundo. Desde ese día comencé a entender muchos acontecimientos más con el corazón que con la mente. Y una cosa quiero decir también: en cualquier sitio donde estuve y cualquier cosa que dije, nunca mis palabras dejaron indiferente a nadie. Creo que es mi destino. Esto de no dejar indiferente a nadie ha ocurrido desde que yo era niño. Y sigue ocurriendo.
5º.- Háblanos de lo que te llevó a Madrid, de lo que allí encontraste y de lo que allí no encontraste…
A Madrid me llevaron las ganas que tenía de triunfar, con esta sinceridad lo digo. Viví allí quince años, que ahora mirando hacia atrás me parece demasiado tiempo. Madrid era el sitio donde uno iba a encontrarse con la vida ajetreada y loca. Madrid es como una feria (de las vanidades). Madrid es como una gran comilona de la cual a duras penas puedes ir haciendo la digestión. Si hubiera querido, en Madrid hubiera conseguido las dos cosas que persigue una persona joven y con talento: poder y dinero. Pero también una mano me apartó de eso. Lo que de verdad fui a hacer a la gran ciudad fue a darme cuenta de que yo viviría siempre cerca de la Naturaleza, porque ese era el destino escrito en mi Alma. En Madrid tuve también la suerte de conocer a la mujer que luego sería la madre de mis dos hijos. Así que triunfar, triunfé.
6º.- Háblanos de tus amores…
Hay algo bastante gracioso en esta historia de los amores y es que siempre estuve rodeado de mujeres hermosas. Mis amigos nunca entendieron cómo siendo yo un tipo con un físico tan normalito, se las apañaba para estar siempre cerca de mujeres tan bellas. La verdad es que ni yo mismo me lo explico, quizás ellas vieran en mí algo más que el físico, no lo sé. Ahora el amor de todas aquellas mujeres se ha condensado en un Único Amor. No hay distintos amores, hay un Amor que lo engloba todo. Quien tenga oídos para oír, que oiga.
7º.- Háblanos de tus hijos…
Mis hijos son ahora mismo mis verdaderos compañeros de viaje. Son dos seres llenos de algo especial. No me canso de estar a su lado, creo que ellos tampoco se cansan de estar al lado mío. Nos cuidamos mutuamente. Se han dado las circunstancias para que seamos muy felices; esa felicidad no es sólo para nuestro ‘provecho’ personal; intentamos que esa felicidad irradie a las personas que nos visitan nuestra casa de forma habitual, que por cierto son bastantes.
en silencio consciente |
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