-Para bajar la comida, nada como un paseo-
Tras el relato de hace casi un mes, de la primera etapa, hablando de ella como si de un cocido maragato se tratase (hay quien me preguntó si realmente degustamos la mentada comida), me han dejado fácil el titulo de hoy
Este pasado sábado nos dimos un “paseo” de 24 Km entre la Cruz de Ferro y Ponferrada, se tenía cierto temor a la etapa, tanto por su fuerte pendiente, como por la esperada climatología, desde la organización del T.E. se optó por remitir días antes a todas las televisiones lo siguiente
Y el resultado fue que el sol decidió sentarse sobre un precioso cielo azul, para premiarnos con un maravilloso día y contemplar desde su altura nuestra con-vivencia
En el inicio, juntos y ante la Cruz de Ferro, se nos brindó nuevamente la oportunidad de dejar simbólicamente en una piedra, parte del peso que todos llevamos en nuestra particular mochila y también manifestar nuestros mejores deseos para la vida. Leímos y sentimos ese poema de Mario Benedetti que hace nos días publicó nuestro blog “no te rindas” y comenzamos a com-partir la marcha…, el día nos seguía premiando…
La etapa fue dura pero muy bonita, tuvimos tiempo para ver y pisar la nieve, resbalarnos en ella, hacernos muuuchas fotos, reírnos, tender una mano cuando el camino se endurecía, llevar tu mochila un rato, acompañar al que iba mas lento, compartir el bocata…, porque el día nos seguía premiando….
Y llegamos a Molinaseca a comer, es cierto que lo hicimos con premura, llevábamos cierto retraso y en estas épocas la noche cae antes, pero tuvimos el privilegio de sentarnos a saborear esa parada en el mismo cauce del rio, un autentico lujazo…, el día nos seguía premiando…
El rato de mi esperada siesta, se tradujo en unos 7 últimos Kilómetros, para compartir en grupos de tres o cuatro, esos miedos que todos tenemos en nuestra vida, el verbalizarlos, sentirte comprendido, conocer mas de quienes contigo caminaban, lo agradecí…, el día nos seguía premiando…
Rebosantes y algo cansados, creo, llegamos a Ponferrada, el fin de esta etapa, de este día, de este lujo…, de este premio…
El camino de Santiago para mí es una mezcla de aventura, de conocimiento, de tiempo para la reflexión, de lucha interior y exterior, y sobre todo un disfrute de mi vida en su plenitud.
Y tiene algo especial, es momento de reencuentro conmigo mismo; es un lugar idóneo para compartir mis experiencias con ese caminante anónimo que tengo a mi lado; de saborear la naturaleza, sus olores, sus colores, la lluvia, el barro, la nieve; tomo especial presencia de mi cuerpo, oigo lo que me dice, lo que me pide, sus quejas (en mi caso bastantes), ...y sobre todo busco un momento para conseguir la quietud mental, parar el tiempo, tomar consciencia del mí y el ahora...
En la anterior etapa me vino el recuerdo de mi primera llegada a Santiago, donde uno de mis amigos, mirándome y tras respirar hondo, me dijo una sola palabra, un simple y sincero ¡Aleluya!, como expresión de alegría, de regocijo, de ple-ni-tud...
Hay una canción con ese titulo, “Hallelujah”, de Leonard Cohen que me gusta particularmente y os la dejo interpretada y sentida por alguien tan diferente a él, como diferente será el Aleluya de cada uno de nosotros,
en este Camino... de Esperanza
P.D. recordaros que ¡¡¡ya nos queda nada!!!... solamente 207 Km para llegar a Santiago. Yo ayer desde Ponferrada ya veía desde mi corazón la cúpula de su catedral
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
Angel
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¡¡llegamos!! |