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lunes, 2 de septiembre de 2013

EL RINCÓN DEL OPTIMISTA


La rueda de la vida, la rueda de la suerte.
SUERTE

¡Buenas tardes y buena suerte! Desear suerte a alguien es desearle salud, vida, amor… lo que todos andamos buscando por este mundo algo desconcertante. Y si deseas suerte no te olvides de poner delante la palabra ‘buena’ porque ya sabes que también está la mala suerte, esa que trasmiten los cenizos, los gafes, esos a los que todo les sale mal, las personas tóxicas que tienden a aguarte la fiesta. Unos amigos que se casaban en ceremonia civil me pidieron que dijera unas palabras a modo de predicamento; acepté y hablé de la suerte, de la buena y de la mala. Dije que había sido buena suerte que ellos se encontraran en una fiesta de carnaval. Al cabo de pocos años se separaron. ¿Eso es mala suerte? Todos buscamos de una u otra forma la suerte. ¡Qué suerte que encontraste trabajo! ¡Qué mala suerte que te quedaste en el paro! Es como si todo quedara en manos del destino. Yo juego a la lotería cada semana con la esperanza de que me toque, pero he llegado a la conclusión de que realmente la suerte ya la tengo por el mero hecho de poder jugar, aunque no me toque dinero. Queremos que nos toque mucho dinero, que la suerte llame a nuestra puerta, para dejar el trabajo, comprar una casa y un coche grande, viajar por todo el mundo… Se gastan ingentes cantidades de dinero en juegos de azar. Pero pasa que  cuando sabes de alguien a quien le ha tocado la lotería ves que su vida no ha cambiado, en todo caso a peor, porque quizá te has vuelto desconfiado por miedo a que te roben y la gente te mira con envidia. Quizá haya tenido que cambiar de pareja, de amigos, de ciudad…. De vida en definitiva. Un chasco, vaya. El peligro radica en que haya gente que busca la suerte de forma enfermiza: ludópatas enganchados a tragaperras, a casinos o a bingos. Un buen amigo, muy listo y muy culto, es ludópata y creo que no lo quiere reconocer, pero tiene tanto vicio a las máquinas tragaperras que no se resiste a echar monedas de forma compulsiva. Hay quien identifica la suerte con Dios, pues las cosas buenas y malas te ocurren porque Dios quiere, porque así está escrito. Vale, lo acepto. Pero sigo pensando que es una suerte muy grande, muy buena suerte, que esté vivo y que pueda escribir con libertad estas palabras que hoy te traigo, lector amigo.
Asín sea.
Juanito.

Nota.- Por razones de programación la entrada del Rincón del optimismo, prevista para el día 1, la hemos retrasado para hoy.  Así, los habituales la estarán esperando con más ganas. Y su autor nos sabrá perdonar. La próxima, el 16. Ya queda menos. Todos necesitamos un empuje de optimismo. Los administradores del blog.

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