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domingo, 7 de abril de 2013

EL RINCON DEL PSIQUIATRA



Fotografía Jesús Aguado


LA PAZ INTERIOR

La paz interior es sinónimo de equilibrio, bienestar, armonía o felicidad. Presupone una mirada hacia dentro para escudriñar nuestros sentimientos más profundos. Es algo que toda persona ha puesto en práctica en alguna ocasión, aunque los motivos sean diferentes. Así, podemos recordar que, el “examen de conciencia” utilizado por los cristianos antes de la confesión o las propias reflexiones en el diván del psicoanalista, tienen como finalidad encontrar la paz interior. Son situaciones diferentes y por motivos diferentes, pero lo que se intenta es ese equilibrio interior, que sea la plataforma para la felicidad.

La paz interior es una tarea que dura toda la vida. Es un proceso que se inicia con el nacimiento y finaliza con la muerte. Se debería decir, pues, “nacer en paz”, como decimos “morir en paz”, pues esto significaría que el individuo ha recorrido su largo camino, con altibajos, posiblemente, pero ha finalizado en ese “equilibrio inestable” que es la salud mental, en el momento de mejor nivelación. En ese largo recorrido hacia la paz debemos procurar una sintonía entre los deseos y las propias capacidades.

Para conseguir la paz interior, también, se tiene que tener en cuenta la interrelación con los otros, pero sin olvidar las necesidades de uno mismo, al menos las más fundamentales. Freud tiene un pensamiento al respecto y nos dice algo así como que el hombre es similar a la ameba: además de sus pseudópodos, que facilitan el contacto con el exterior, posee un núcleo intransferible e inmutable. Así, pues, para conseguir la paz interior, necesitamos el contacto con los demás, pero sin modificar nuestro núcleo más profundo, como la ameba.

¿Cómo se consigue la paz interior?

Se le atribuye a Confucio el siguiente pensamiento: “un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros”. Es decir, debemos “pararnos” para poder reflexionar sobre nuestros proyectos de vida, nuestras aspiraciones y qué camino tomar en cualquier encrucijada de la existencia, de lo contrario nos llevará la corriente de nuestra actividad por unos derroteros, que a lo mejor no deseamos.

En un mundo de prisas y de múltiples estímulos no nos queda tiempo para pensar sobre nuestras propias emociones y deseos. Podemos tener miedo a reflexionar sobre nosotros mismos pues creemos que encontraremos muchas cosas que no nos gustan, pero no nos damos cuenta que también descubriremos aspectos nobles que fortalecerán nuestro yo. Es, pues, este ejercicio de introspección el que nos puede facilitar los cimientos para construir nuestra paz interior.

Es a partir de ese conocimiento propio como podemos entender y estar en paz con lo que nos rodea. Así dice Fray Luís de León: “estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás”.


Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

sábado, 6 de abril de 2013

LA ESCRIBANA DEL REINO


Rama de romero. Fotografía Ana



- La mata de romero –

Era una tarde lluviosa y fría, de las tantas que hemos tenido últimamente, cuando salí a dar un paseo para despejar el cansancio mental y físico. Una de esas tardes en que sólo apetece quedarse en el sofá sin hacer nada (si se puede).

No era una tarde especialmente agradable para pasear y mi mente se iba ensombreciendo por momentos, contagiada por la tristeza de tanto tono gris.

Empeñada en encontrar encanto en ese panorama iba apreciando el camino, las piedras, la huella de mis pisadas en el barro, el sonido de la lluvia… cuando, a un lado del sendero, descubrí una mata de romero. Me detuve a observarla, aspiré la agradable fragancia que desprendía, acaricié sus mojadas ramas y me conmoví.

Allí, a la intemperie, balanceada por el viento y bañada por la lluvia, la mata ofrecía sus tempranas flores y el inconfundible olor de sus ramas a quien se parara a contemplarla. A una orilla del camino, para no molestar, pero lo suficientemente cerca para acompañar y alegrar la marcha del caminante.

Mientras la contemplaba me vinieron a la mente esas personas que, como ella, están a un lado de nuestro caminar en la vida, impertérritas a las inclemencias, ayudándonos, dando lo mejor de sí mismas (olor y flores) para facilitarnos las cosas, para no sentirnos solos. Personas a las que, a veces, ni siquiera vemos en nuestro andar concentrado. Personas a las que debemos un millón de gracias.

En esa tarde de lluvia la sencilla mata de romero me aportó calor interior. El calor que deriva del profundo sentimiento de agradecimiento que experimenté.

Después de contemplarla, la tarde ya no me pareció tan gris y el paseo ya no fue un paseo en balde.

M.E.Valbuena

jueves, 4 de abril de 2013

POR QUÉ TANTO ODIO



¿Por qué tanto odio

en Mali y en Egipto,

en Gaza y en Afganistán,

en los barrios grises de cualquier ciudad,

en lógobres comunidades de vecinos,

entre fanáticos del Madrid y del Barcelona,

entre la derecha y la izquierda,

integristas y escépticos,

en mi propio corazón?



Evoco al Maestro hindú:

"Ojo por ojo y el mundo quedará ciego".

¿Todavía alguien ve?

¿Todavía?   La pintada la hemos encontrado en León, en la calle Carnicerías.

miércoles, 3 de abril de 2013

LOS MECANISMOS DE DEFENSA: LA OMNIPOTENCIA

El Cid

Los mecanismos de defensa son las estrategias psicológicas inconscientes e involuntarias que los seres humanos utilizamos como respuesta a un acontecimiento interno o externo intenso, estresante, que produce angustia. La persona se siente amenazada y reacciona para tratar de mantener el equilibrio. Con ello se trata de minimizar las consecuencias dolorosas de ese hecho. El propósito de los mecanismos de defensa del yo es proteger a la persona de la ansiedad o de sanciones sociales y/o para proporcionar un refugio frente a una situación a la que uno no puede hacer frente por el momento.

En general todos los mecanismos de defensa, que utilizamos desde la infancia, nos hablan de problemas ocultos, problemas sin resolver que merecen nuestra atención y consideración.

Los mecanismos de defensa alivian la ansiedad pero lo hacen negando o distorsionando la realidad. No la afrontan cara a cara. Le dan la espalda.

¿Cómo reacciono ante un acontecimiento estresante que me provoca angustia?.

14.- La omnipotencia

A través de este mecanismo se expresan ideas, comportamientos, sentimientos y actitudes de poder, superioridad, predominio y grandeza, encubrimiento verdaderos y profundos sentimientos de inseguridad, inferioridad, baja autoestima, devaluación o frustración.

Este mecanismo se aprecia claramente en el trastorno límite de la personalidad, con estrategias de tipo hipomaníaco, a modo de formación reactiva: la persona siente y actúa entonces como si en verdad poseyera poderes, capacidades o derechos (privilegios) especiales y fuera superior a los demás.

Incluso cuando se sienten personas despreciables, se siguen considerando especiales y grandes en su indignidad, porque son las peores personas del mundo, con derecho a que se les atienda y les considere.

Detrás de muchas actitudes de poder o de abuso de la autoridad se esconden personas infantiles que no han asumido ni integrado su propia historia y sus propias frustraciones. Los dictadores responden a esta forma de comportarse.

El dicho popular es elocuente: “dime de que presumes y te diré de qué careces”.

Amigo bloguero, te animamos a que escribas en “comentarios” alguna experiencia tuya o conocida por ti de este mecanismo de la onmipotencia.



La redacción del blog

martes, 2 de abril de 2013

LA VIDA, DESDE LA CÁMARA DE JESUS AGUADO

Nuestro fotógrafo, el del Teléfono de la esperanza de León, Jesús Aguado, nos presenta en varias instantáneas la fuerza de la vida.



Es una maravillosa sorpresa 


Una sopresa llena de vida



Una sorpresa provocadora que mira a lo alto 



A veces hasta se viste de fiesta



Gracias Jesús por tanta belleza

Si pinchas en cada foto la verás con mayor esplendor.

Deja tus sensaciones en comentarios.

lunes, 1 de abril de 2013

GRUPO DE DESARROLLO PERSONAL INTELIGEMCIA EMOCIONAL




LA BOMBILLA

El Grupo ha resultado, cuando menos, muy muy emocionante; claro que el título ya advertía algo así: “las emociones” -¡casi nada!-, básicamente lo que preside nuestra vida y, por ende, nuestra alma; lo que nos lleva, de vez en cuando, a un abismo en el que sufrimos tanto que ni siquiera oímos el eco de las voces que nos rodean.

Lo curioso es que tener emociones no es malo, ni bueno, es tan solo necesario. Por eso, sí es malo no concedernos el permiso de la queja y encadenarnos a emociones de profunda tristeza; es decir, no es malo llorar, sino hacerlo mientras sentimos que las lágrimas son inútiles; y lo son siempre que no vienen acompañadas, en un acto de humildad, de un reconocimiento y aceptación de nuestras debilidades, primer paso para crecer. De la misma manera, es bueno nombrar todos nuestros sentimientos –incluso los más inadecuados como la rabia o la ira-, que se liberen para que no nos hagan más daño del estrictamente necesario, por inevitable.

Sin embargo, el tiempo ha sido corto, tan sólo 10 sesiones, frente a las 12, que no hubieran sido tampoco suficientes, de la mayoría de los cursos. Porque el interés de los temas hubiera requerido sesiones de más duración, para mayor profundidad y más cantidad de ejemplos que argumentaran tanta teoría.

Por otro lado, me ha parecido un grupo también humanamente enriquecedor. Me encontré desde el minuto cero con un grupo de personas a las que no conocía, pero que me hicieron sentir en una reunión de familia (y no precisamente de Navidad), porque todos hemos compartido el contenido de nuestras arcas, nada desdeñable, a través de un diálogo abierto, respetuoso, sincero y espontáneo al que, sin duda, ha contribuido la necesaria relajación con que se daba comienzo a cada sesión.

Todo esto lo ha hecho posible la gran labor de nuestra coordinadora, Marga: su disponibilidad permanente, su manera personalizada de dirigirse a cada uno de nosotros, su sabia integración del lenguaje verbal y no verbal en la tarea de escuchar, su sutil sentido del humor, su generosidad y su empatía; en definitiva, su gran inteligencia que hacen de ella una persona equilibrada y acogedora. Por supuesto, son muy de agradecer los muchos conocimientos que nos ha transmitido y la forma amena en que los ha trasladado, siempre recurriendo a artículos de opinión interesantes, powers esclarecedores y juegos creativos y unificadores.

Y para cerrar mi escrito un aviso para navegantes muy relacionado, sin lugar a dudas, con este grupo. Con frecuencia, le damos al interruptor, pero no se enciende la bombilla y … ¿Por qué no se enciende la bombilla? Porque no tenemos bombilla y porque no nos atrevemos a comprarla, a pesar de que hay quien las regala, ¿a que sí?

Lourdes