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domingo, 15 de junio de 2014

EL RINCÓN DEL OPTIMISTA


La ocasión de los pueblos

Hace unas pocas semanas asistí a una conferencia del escritor leonés y profesor universitario, Oscar M. Prieto, que se titulaba ‘La ocasión de los pueblos’. Y allí escuché frases que considero bastante interesantes que intentaré reproducir aquí.
-Vivir en un pueblo no es nada humillante, al contrario, hay mucha más calidad de vida que en las ciudades.
-En los pueblos se vive más en consonancia con el tiempo, la hora de levantarse y acostarse, las comidas, la siesta…
-En los pueblos hay verdadera relación social con los vecinos, con quien se habla, se trabaja, se trata de tú a tú, frente a la ‘soledad’ de los pisos de las ciudades, aunque en ellas vivan miles o millones de personas.
-En los pueblos no existe el aislamiento de antaño, con buenas carreteras y autovías cercanas, con señal de telefonía móvil y de Internet que a golpe de clic se puede ‘visitar’ en segundos Singapur, París, Canadá, Etiopía o Japón e incluso hablar y ver a personas que allí viven.
-En los pueblos se vive la vida y la muerte como algo cercano y natural, siguiendo la evolución de un recién nacido igual que se acompaña al moribundo hasta que le llega ‘la hora’.
-Los niños en los pueblos pueden jugar sin peligro a ser atropellado y en contacto con la naturaleza, en pleno campo, en consonancia con la madre tierra, plantas-animales.
-En el pueblo puedes cultivar un huerto que es el símbolo de todos los valores. (Aquí invito a leer un apunte mío anterior, Huertaterapia). El huerto te permite descubrir el ciclo del agua, de las plantas, de la vida…. Trabajas con las manos, algo fundamental, sudas, labras, plantas, cavas, riegas y cosechas productos ricos, sanos y baratos. Porque en los pueblos se puede vivir con menos que en las ciudades, se puede incluso ahorrar tal y como nos enseñaron nuestros padres/abuelos, llegando a practicar la economía de subsistencia en estas épocas de crisis económicas y sociales casi perpetuas. Quienes viven en las ciudades no tienen excusa si quieren cultivar un huerto y carecen de pueblo, porque existen muchas iniciativas de huertos de alquiler en las afueras donde labrar y sudar a demanda. Hasta gallinas de alquiler he leído el otro día que hay.
-En el pueblo se puede compatibilizar un trabajo intelectual con uno físico disfrutando de todas las ‘comodidades’ y ‘posibilidades’ que ofrecen los pueblos.
-En el pueblo se puede ejercer la verdadera política, la democracia real, al poder votar en los concejos abiertos que ahora se quieren ‘cargar’, participando en los Plenos, votando a las personas, hablando con el alcalde y/o concejales o pedáneos, es decir, influyendo en la cosa pública y no esperando a que el elegido de turno haga y deshaga a su antojo lo que le plazca cada cuatro años amparado en la legitimidad de los votos.
Yo nací y me crié en un pueblo de 100 habitantes (ahora ya sólo tiene 30 en invierno), es el mismo pueblo donde tengo un huerto con gallinas, perro cazallo, frutales y donde cultivo cada temporada ricas hortalizas. En ese pueblo tengo una viña de la que saco un poco de vino para las ocasiones y los amigos. Es el pueblo donde cazo entre amigos, laderas, valles y terrones alguna que otra codorniz, pocas perdices y escasas liebres. En ese pueblo tengo enterrados a los míos, porque todos los del pueblo son de la familia.
Por eso opino como Oscar, ahora es la ocasión de los pueblos. Permitirme  que reivindique y me identifique desde aquí con todo lo rural, lo del pueblín.
Asín sea.
Juan

Las tres fotografías son de mi pueblo, Villeza, que se parece mucho a belleza

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