Blanco y negro sobre fondo gris. Foto Jesús Aguado |
- Tal cual -
Nos equivocamos si queremos ver la realidad de ayer con los ojos de hoy, porque sin querer (o queriendo) la moldeamos a nuestro gusto y la hacemos acorde a nuestras expectativas. No importa si refleja lo que fue. Sólo importa cómo queramos verla.
Nos equivocamos si la edulcoramos con bonitas palabras y justificaciones a posteriori, borrando de nuestra mente aquello que la ennegrece y la muestra menos atractiva, menos maravillosa.
Nos equivocamos no queriendo reconocer hechos “probados” que no dan lugar a dudas y que en algún momento nos hicieron sufrir.
Entonces ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué preferimos el autoengaño sabiendo que lo es? ¿Por qué inventamos versiones que nada tienen que ver con lo real? ¿Por qué insistimos una y otra vez en que aquello fue como quisimos que fuera?
Se me ocurren varias razones. Una de ellas, la manipulación emocional: si consigo hacer ver que la realidad fue esa, seguirá siéndolo. Y es muy dañina (sobre todo para el manipulado) ya que las expectativas serán cada vez más altas, más exigentes.
Me molestan aquellos que aconsejan callar y olvidar, que ponen todo su empeño en desvirtuar lo evidente. Me molesta que lo hagan ellos y más que aconsejen hacerlo. Al fin y al cabo, se trata de encajar y aceptar, no de no ver lo que está (o estuvo) ante nuestros ojos.
M.E.Valbuena
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