Estas son las conclusiones que quiero compartir al finalizar el Grupo de autoestima, que condenso en esta frase:
“Solo tengo palabras de gratitud hacia el Teléfono de la Esperanza”
Legué al Teléfono porque alguien desconocido me dijo: ¿y por qué no haces los cursos del teléfono de la esperanza? ¡Son buenísimos!
Y yo que había oído eso de que nada es por casualidad, envié un e- mail. La respuesta fue inmediata, y en ella me invitaban a hacer una visita y apuntarme. Me dije sí, yo quiero conocerles. El resto fue muy sencillo: me dieron “un abrazo de oso” y me quedé.
¿Por dónde empiezo?
Por donde quieras, hay muchas opciones, pero solemos comenzar por autoestima.
No pregunté cómo funcionaba, cuántos éramos…. Y desde el primer momento fue sorprendente… Y yo que llevaba no sé cuántas sesiones de terapia y pensaba que había dado pasos…
Me dijo el Coordinador en la primera reunión: ”una terapia grupal siempre es más potente, ya lo verás”
Y ya creo que lo vi: la sinceridad, el respeto, la escucha de todos mis compañeros. Cómo poco a poco cada uno iba aportando experiencias de vida, momentos de tristeza, momentos de alegría… Cómo nos íbamos descubriendo a nosotros mismos día a día, cómo íbamos evolucionando a medida que trabajábamos con nuestro interior.
Paz, tranquilidad, comprensión, ganas de ayudar a los demás, … han sido valores que fuimos adquiriendo y compartiendo.
Un auténtico placer, que recomiendo efusivamente a cuántos leáis esto y a cuántos me quieran escuchar a partir de ahora.
Solo tengo palabras de gratitud hacia mis compañeros, a Valentín y a todos los que con vuestro esfuerzo hacéis esa preciosa y preciada labor que es el Teléfono de la Esperanza.
Gracias siempre
Carmen P.
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