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sábado, 23 de febrero de 2013

SE AVECINAN CAMBIOS





Brotando. Fotografía Jesús Aguado

Y puede que no los queramos. Y puede que nos den miedo. O puede que los estemos esperando con ilusión e impaciencia. En cualquier caso los cambios llegan independientemente de nuestros deseos.

A veces he encontrado a personas con mucho miedo al cambio. Gente que se aferra a un clavo ardiendo, aunque se queme, por no decir adiós a lo viejo y estar dispuesta a recibir lo nuevo. Su inseguridad les hace creer que cualquier cosa conocida es mejor que lo que vaya a venir. Cierran los ojos y la escucha a la realidad y se refugian en el pasado. Cuando quieren darse cuenta, esos principios o situaciones o personas a las que se han agarrado con todas sus fuerzas están deshechas en medio de la nada. Y los temerosos descubren que entre sus dedos no hay más que polvo de lo que un día fue su seguridad, porque todo a su alrededor ha ido cambiando aunque ellos no han querido verlo.

También he encontrado a personas que por no enfrentarse a las dificultades y a los problemas cambian continuamente. En su huída desesperada de cualquier conflicto cambian de amigos, de casa, de trabajo de ciudad.... Antes cambiar que aceptar lo que no gusta. Los cambios son su salvación, si la huída puede considerarse como tal.

Parto de la base de que los cambios son inevitables – por mucho que nos guste el verano, o la luz del día ¿podemos retrasar la llegada del invierno o la oscuridad de la noche?- con lo cual, lo mejor que podemos hacer es aceptarlos tal como vengan y adaptarnos a ellos con nuestra mejor disposición.

Siempre lo nuevo tiene un punto atrayente y un inicio de aprendizaje. Y lo viejo no habrá sido en balde. Forma parte de nosotros y nos deja sus enseñanzas. Quedémonos con ellas y permitámonos fluir.


La Escribana del reino
M.E.Valbuena

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