Una vez me vi inmersa en un gran aguacero. Llovía intensamente y yo estaba en un descampado, lejos de cualquier rincón donde resguardarme. Corría nerviosa en busca de cobijo, pisando barro y medio cegada por el chaparrón y las salpicaduras de los coches al pasar, hasta que me dije: “sólo es agua”.
A partir de ahí, mi aturdimiento cesó y me tranquilicé, a pesar de que las circunstancias externas no habían cambiado. ¿Qué me iba a hacer el agua? Mojarme simplemente ¿Por qué resistirme? ¿Por qué no aceptarla estoicamente? ¿Por qué seguir corriendo y maldiciendo si ello no iba a impedir que me empapara? Al fin y al cabo, antes o después llegaría a casa y podría cambiarme y calentarme.
Pues eso es lo que pasa muchas veces con otros acontecimientos de la vida. Respondemos a ellos compulsivamente, sin pararnos a pensar, sin analizarlos ni estudiar nuestra actitud, sin dejarnos empapar. Actuamos inconscientemente, resistiendo o huyendo de ellos. Y, en realidad, cuando nos detenemos en su análisis, descubrimos que “no son para tanto”, que diría Jesús Madrid.
Conclusión: Llamar a las cosas por su nombre y mirarlas de frente es el primer paso para el cambio de actitud.
La escribana del Reino
M.E.Valbuena
Chaparrón bien pudiera ser nuestras resistencias a los cambios, los miedos irracionales a cosas que nohan llegado, o lo quenos saca del momento que vivimos.
ResponderEliminarYa,ya... pero y cuando te tocan en lo tuyo o en los tuyos, y cuando es injusto lo que pasa porque viene de gente listilla?te dejas empapar o pones paraguas si puedes y te dejan?
ResponderEliminarAnte el "Chaparrón", he aprendido con uno de los maravillosos cursos 1º siempre reflexionar ante lo que nos presentan, después de una buena reflexión, responder con valentia, equilibrio, de acuerdo a nuestra forma de pensar y no por lo que los demás esperen de nosotros,y siendo consecuentes con nuestra respuesta.
ResponderEliminarM.A.P. que esteis disfrutando del domingo.
Los chaparrones podemos tenerlos a diario, todo cambia cuando nuestro pensamiento al chaparrón lo mira en positivo y se vive tal cual porque es el momento oportuno para llevarlo con alegría, con serenidad, con autenticidad y sobre todo con ACEPTACIÓN. Estoy convencida que la ACEPTACIÓN,es la mayor fuerza que da a la persona para seguir viviendo en paz.
ResponderEliminarMe quedo con la frase: Llamar a las cosas por su nombre y mirarlas de frente
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