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viernes, 7 de febrero de 2014

CON LA GUARDIA CIVIL NO VALEN LAS MENTIRIJILLAS




Todo sucedió cerca de Mansilla de las Mulas, en la carretera N-VI. Un hombre, cuyas iniciales eran A.J.M., conducía bajo los efectos del alcohol, cuando fue obligado a detenerse por una patrulla de la Guardia Civil que estaba llevando a cabo un control rutinario de alcoholemia.

Mientras la pareja de guardias civiles le estaba pidiendo la documentación, tuvo lugar muy cerca de allí, a unos escasos 300 metros, una colisión entre dos vehículos.

Dicho acontecimiento obligó a los agentes a alejarse durante unos minutos de allí para socorrer a los accidentados.

Aprovechando la circunstancia, el conductor, que presuntamente estaba bebido, se dio a la fuga.

Cuando A.J.M. llegó a su domicilio, y tras meter el coche en el garaje y cerrar éste con llave, le dijo a su mujer que, si alguien preguntaba, dijera que él había pasado toda la noche en casa.

Le pidió, en definitiva, que mintiera para salvarlo de la pérdida de seis puntos.

No obstante, tres horas después aparecieron dos agentes de la Benemérita en su puerta.

Tanto el conductor como su cónyuge aseguraron que habían estado juntos toda la noche en casa.

Juraron y perjuraron, hasta que los agentes les dijeron que les mostrasen su garaje.


Allí estaba, solo y con las luces superiores aún encendidas: El coche patrulla.

jueves, 6 de febrero de 2014

POR SAN BLAS



Llegó San Blas.
Las cigüeñas.
La nieve.
¿Cuándo llegarás tú?

Amigo internauta: ¿quién tiene qué llegar?. ¿A dónde?. ¿A quién? ¿Para qué? Si tienes alguna respuesta, déjala en nuestra pizarra. Si solo tienes preguntas, escríbelas también para para todos.



Las fotografías están hechas a primeras horas de la mañana cuando todavía el sol solo nos comenzaba a saludarnos..

miércoles, 5 de febrero de 2014

“YA SOMOS LO QUE TENEMOS QUE SER”



“¿Qué nos impide identificarnos con nuestro verdadero Ser? Solo la errónea creencia de que no somos ya nuestro Ser verdadero.

Pensamos muchas veces que tendríamos que liberarnos, pero de lo único que hay que librarse es del pensamiento de tener que liberarse.

Lo que se interpone entre lo que uno mismo es y lo que cree ser, no es más que la ilusión de no ser todavía lo que uno ya es. Una ilusión que es, por supuesto, un producto de la mente.

Si dejamos de creer no ser lo que somos, descansaremos en el Ser. Por tanto, no se trata de alcanzar ningún estado, sino de darse cuenta de que estamos ya en él. No nos hace falta añadir ni adquirir nada. Tan solo desprendernos de una falsa creencia.

Ramana Maharshi contaba la historia de una mujer que poseía un valioso collar. Un día lo echó en falta. Lo buscó por todas partes, pero no lo encontraba en sitio alguno. Entonces comenzó a interrogar a sus vecinos y amigos, por si acaso lo habían visto. Todos le respondían negativamente. Por fin, alguien que fue a verla a su casa, le preguntó si el collar que buscaba no era precisamente el que llevaba puesto en ese momento. Ella se miró y vio que, efectivamente, así era. El collar que tanto había buscado no había dejado de estar, ni un solo segundo, rodeándole el cuello. La mujer se llevó una gran alegría. La realidad no había cambiado, pero su mente sí. Ahora estaba contenta, antes apesadumbrada.

Igual sucede con nuestro querer ser. Ya somos lo que tenemos que ser. Simplemente, no lo sabemos todavía”.


Vicente SIMÓN, Iniciación al mindfulness

martes, 4 de febrero de 2014

EL RINCON DEL PSIQUIATRA


atentos a Toñín


PSICO(PATO)LOGIA DEL SILENCIO

            Se le atribuye a Pitágoras la frase “el silencio es la primera piedra del templo de la sabiduría”. El autor se refiere al silencio de los sabios no al silencio de los timoratos, los tímidos o incluso de los prudentes. Pero nuestra cultura parece como si tuviera miedo a cualquier tipo de silencio, y sobre todo, al silencio que supone un encuentro consigo mismo. De ahí la proliferación de mensajes de whatsapp, de móvil, la radio o la TV abiertos continuamente. Es como si tuviéramos miedo a nuestra realidad más profunda.

            Generalmente entendemos por silencio la ausencia de palabra o de ruido. Así, silencio se equipara a mutismo. Sin embargo, el silencio es una vivencia mucho más compleja y que puede tener diversos matices. Hay silencios agresivos ( respuesta a una palabra malsonante o contra una ofensa); puede significar sorpresa ( como ante una muestra de cariño inesperado); puede indicar amargura o duelo( silencio en un funeral); puede tener la característica de buena educación o de respeto ( silencio en una iglesia) o,  significar miedo o vergüenza ( silencio en un ascenso); puede significar protesta ( las manifestaciones de silencio ante los atentados)  o enfado ( callarse en una tertulia).

            En todas estas circunstancias el silencio transmite un mensaje (de ofensa, de amargura, etc.) por lo que podemos afirmar que el silencio es comunicación. Y es pues un elemento fundamental en todo diálogo. Sin silencio no podríamos entendernos.

            Por esto, no sin razón en la religión budista se llega a decir: “hay una comunicación auténtica cuando alguien se expresa sin tener que utilizar la boca y escucha sin tener que usar la oreja”. Para el budismo, pues,  el silencio es una forma de comunicación significativa. El silencio verbal puede estar acompañado de un mensaje no verbal (postura, gesto, mirada, etc.) que puede comunicar más que la propia palabra.
           
Silencio y psicopatología

            En ocasiones las conductas silenciosas también pueden estar indicando la estructura de personalidad del sujeto y por lo tanto podemos hablar de silencio neurótico, depresivo, psicopático y paranoico.

            El primero se da en personas muy inseguras, con baja autoestima y con gran sentido del ridículo. Tiene un bajo umbral a la frustración. El sujeto calla porque se encuentra indefenso y piensa que si habla va a será el hazme reír de todos. Esto se pone de manifiesto, con frecuencia,  en situaciones grupales.

            El “silencio del depresivo” significa que el sujeto piensa que la palabra, como su propia vida, no tiene ningún valor y entonces para qué utilizarla; en otras ocasiones no habla porque no se le ocurre nada, ya que la depresión les deja sin sentimientos pero también sin ideas. “Estoy en blanco”, suele decir el depresivo para justificar su silencio.

            El psicópata es aquel que está en contra por sistema  de la norma y de la ley y por lo tanto su silencio tendrá una connotación o bien de ocultación o de manipulación; es un silencio mentiroso. Algunos autores lo llaman “silencio glacial” pues incluso en el lenguaje corporal demuestran la desaprobación o la agresividad.

            Y por último, el silencio paranoico, que supone callar por desconfianza. “Ante las miradas y palabras que implican una conspiración contra mí –me decía un paciente- solamente puedo callar”. Es un silencio defensivo pero también muy angustioso pues el sujeto se ve metido en una trama de la que no puede salir.

Silencio se rueda; silencio se vive

            En el rodaje de las películas se exige el mayor silencio: silencio se rueda. No están permitidos ruidos externos que contaminen la escena grabada; en la vida, también es necesario el silencio, no como forma de evitar la contaminación sino como actitud imprescindible para vivir. La vida, como la música, se compone de palabras, pero también de silencios. De lo contrario no podremos comunicarnos con los otros y ni con nosotros mismos. Este tipo de silencio es el que Pitágoras llamó: “la primera piedra del templo de la sabiduría”.   

Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
se rueda con Toñín

lunes, 3 de febrero de 2014

A PROPÓSITO DEL GRUPO DE AUTOESTIMA



 "Solo siento gratitud"

El mes de junio fue un mes duro para mí... y después de darle vueltas, creí que una forma de "olvidarme" de mis problemas era dedicarme a tratar de solucionar los de los demás.

Acudí al servicio de Asuntos Sociales del Ayuntamiento y me ofrecieron un amplio panorama, pero desde el principio me gustó una propuesta. Me hablaron del Teléfono de la Esperanza... y allí me presenté. Y a la primera persona que encontré fue a María Elena: sonrisa amplia, franca, de dentro, acogedora. Cambiamos impresiones ("Esto es como el curso escolar... de septiembre a junio)... y quedamos en volver a contactar después del verano.

A principios de septiembre volví a visitaros y allí me hablaron que era necesario primero un "apuntalamiento" interior (¡cuántos llegábamos pensando que rápidamente nos pondrían a "atender" el teléfono!... qué ilusos)
Me hablaron de varios talleres... y por mis horarios de trabajo, por casualidad (¿o era Dios que pasaba por allí?) fui a parar a un taller numeroso (15 personas) de autoestima: 14 mujeres y un sólo varón (yo). ¿Miedo?, ninguno, pero siempre me ha llamado la atención cuánto les cuesta a los varones acudir a pedir ayuda, reconocer que necesitan cambiar y mejorar su vida.

Eramos, como el filósofo Diógenes, un grupo que iba buscando con un candil encendido durante el día, una orientación, una ayuda, una mano amiga... La ¿casualidad? también nos hizo conocer a nuestro coordinador, nuestro Maestro, también en sentido etimológico.

Buscábamos respuestas... y nos daban más preguntas. Certeras, de calado. El hielo se fue rompiendo entre nosotr@s. Había problemas comunes: desamor, soledad, enfermedad, pérdidas... pero todo eso, nuestros lloros reparadores, nuestro comenzar con el ¿qué tal estás, qué tal la semana?, nos hacía anhelar que llegara el lunes.

Allí encontrábamos una verdadera familia, acogedora, fuerte. Hubo confesiones valientes, duras como puños que recordaré siempre (¿quién puede juzgar...?), que nos removían por dentro, que nos hacían relativizar nuestro "gran problema". Encontramos a personas muy valientes, a otras que fueron encontrando la fuerza para serlo, se fraguaron amistades, se creó un grupo de whatsapp que nos hacía comunicarnos para darnos ánimos, para ayudarnos de forma paralela, para aportar "nuevos materiales" para la reflexión.

Mari Carmen, Mar, Maxi, Mª Cielo (como indica su nombre), Belén, Camino, Conchi, Carmen, Celia, Nuria, Sergi, Nuri, Tere, Montse... nombres que ya no se borrarán de mi mente, de los que tanto aprendí. Porque íbamos a eso, a aprender.

Y encima las etapas del Camino de Santiago (yo sólo puede ir a la segunda)... y siempre con deberes (¡cómo no... si iba el coordinador...!). Todo era unión.

Y la emotiva sesión final, con los mensajes que nos habíamos dedicado, con todo la comida que habíamos llevado (aunque ya Maxi, tremenda cocinera, se había adelantado la semana anterior).

Estamos en un tren, estamos de viaje... y hemos venido a este mundo a ser felices. Este grupo sabe, ahora, que se puede conseguir... y que hay que subirse a este tren y hacer un lindo viaje, bajar y subirse en distintas estaciones, conocer a nuevas personas... estamos en ello.

Gracias a tod@s. Solo siento gratitud: por haberos encontrado, por todo lo que nos hemos aportado, por las ganas de cambiar... por ser tod@s como sois.

Gracias.


Paco

domingo, 2 de febrero de 2014

CAMINO DE SANTIAGO: TERCERA ETAPA




CAMINANDO HASTA SANTIAGO DE COMPOSTELA, HASTA EL CORAZÓN DE NOSOTROS MISMOS.


TERCERA ETAPA: Ponferrada-Villafranca del Bierzo.
Día 15 de marzo, sábado.

El Teléfono de la esperanza de León organiza este curso una serie de etapas hasta Santiago de Compostela. Desde la perspectiva aconfesional del T.E. Santiago es más que un lugar físico o geográfico, representa el corazón de cada persona y un lugar de encuentro para todos los que apostamos por una sociedad más justa y hermanada.
Hemos decidido animaros a haceros peregrinos de vosotros mismos y del misterio hermoso que se esconde detrás de cada persona y de cada ser vivo.
Las etapas se están llevando a cabo en los meses de octubre, noviembre de 2013 y marzo, abril y mayo de 2014, a razón de una etapa por día.
            La tercera etapa la haremos el día 15 de marzo de 2014, desde Ponferrada a Villafranca del Bierzo, donde nos impregnaremos del espíritu templario.

Itinerario: Ponferrada – Compostilla- Columbrianos- Fuentes Nuevas- Camponaraya – Cacabelos – Pieros – Villafranca del Bierzo

Kilómetros: 24,100.

Coste: Cada persona al apuntarse abonará la cantidad de 12 euros para su billete de ida y vuelta en autocar. Este dinero no se devolverá en caso de no asistencia. El coste definitivo vendrá determinado por el número de participantes.

Material necesario: Mochila, calzado apropiado y de repuesto (con calcetines de algodón dos pares), chubasquero y ropa de recambio.

Comida: Para la comida y tentempié que cada uno quiera llevar y cargar, así como la bebida. La comida previsiblemente la haremos en Pieros.

Transporte: En autocar. Salida desde el aparcamiento de la Junta de Castilla y León

Concentración: En el aparcamiento de la Junta de Castilla y León a las 8,30 de la mañana. Se ruega puntualidad. El regreso previsible será sobre las 21,00 horas.

Apuntarse: Hasta el día 28 de febrero en la sede del Teléfono de la Esperanza.

Para llevar a cabo la actividad será imprescindible que se apunten un mínimo de 25 personas. Número máximo de plazas: 55.

Queremos que el camino sea algo más que caminar, para lo cual se ofrecerán algunas posibilidades de abrir la mente y el corazón.


Responsabilidad de la actividad: Cada participante asume su propia responsabilidad en la marcha hasta Santiago. El T.E. no se hace cargo de posibles daños o accidentes.

Animamos a todos los orientadores, amigos, conocidos, participantes de los distintos grupos de desarrollo personal y demás familia, a que se unan a esta actividad lúdica. Tendremos tiempo para charlar, callar, disfrutar, reírnos, cansarnos, descansar, escuchar y escucharnos.
            


            “A lo largo del camino, en repetidas ocasiones me han preguntado: Tú, ¿por qué estás aquí? Ya sé que es una sorpresa para mi gente que alguien como yo, más bien agnóstico, esté haciendo el Camino de Santiago. No sabría muy bien  explicitar lo que me trajo aquí. Los entendidos hablan de una crisis personal – Paloma y yo rompimos después de un porrón de años juntos y encima el curro me dio la espalda- , puede ser, puede ser. Necesitaba algo diferente a lo que hasta ahora había hecho, mirar la vida de otra manera, de cara y a los ojos. Sí, el camino me ha enseñado a eso,  a ir de frente a mis historias y a las que me rodean, a afrontarlas sin miedo a salir escaldado, a empezar otra vez si es que con cuarenta y… se puede empezar otra vez. He descubierto partes de mí que desconocía. Me he encontrado siendo gentil, amable, atento, sonriendo, bromeando, ayudando... y me he sentido a gusto con esa trastienda mía que tenía olvidada. A partir de esta experiencia nada va ser igual” (Testimonio de un caminante desde Burgos hasta Santiago)



sábado, 1 de febrero de 2014

LA ESCRIBANA DEL REINO

Sobreviviendo, foto Jesús Aguado

-      Dos apuntes sobre el duelo -

         Hace unos días, mientras planchaba, escuché casi por casualidad (aunque no creo en las casualidades) una conversación sobre el duelo. Ignoro de qué programa se trataba y quién hablaba. Supongo que una psicóloga, pero es lo de menos. Lo importante es lo que escuché de la casi finalizada conversación.

         Ella sostenía que la actitud correcta para afrontar un duelo es la autenticidad. No engañarnos a nosotros mismos. No hacer como que no pasa nada. No ocultar los sentimientos de pena, rabia, tristeza, soledad, impotencia… Tampoco las chispas de alegría o felicidad que empiecen a aparecer. En una palabra: en el duelo, como en la vida, se trata de ser auténticos.

         La segunda idea que capté es que de un duelo sólo se sale agarrándose al amor. Hay otras propuestas: la huída desesperada hacia adelante, las adicciones, la ocultación, el aislamiento social… pero ninguna de ellas es válida. Sólo el sentimiento de amor y de perdón puede curar ese dolor. Sólo el amor sana.

         En mi caso, puesto que estoy inmersa en el duelo, puedo afirmar que es verdad. El único consuelo, alivio y bálsamo que encuentro para mi dolor es el cariño y los detalles de la gente que me rodea. Sentirme querida es sanador, del mismo modo que ser escuchada y respetada en el procesamiento del dolor.

         No sé qué más puntos se tocarían en esa conversación, pero las dos ideas que necesitaba escuchar, las escuché. Mi experiencia me está demostrando que es así. No son meras palabras.

                                                                          M.E.Valbuena