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martes, 7 de enero de 2014

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO


El hombre en busca de sentido es el título de uno de los diez libros de mayor influencia en América.  Este libro lo escribió el Dr. Víktor Frankl, nacido en Viena en 1905, ciudad en la que fue catedrático de neurología y psiquiatría, entre otros muchos  cargos.

Durante la II Guerra Mundial, estuvo internado durante tres años en Auschwitz, Dachau, y otros campos de concentración. El Dr. Frankl nos explica en su publicación estrella, la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. (Psicoterapia centrada en el sentido). Su interés por la psicología de los internos en el campo. Y cómo pudo él, que todo lo había perdido, junto al padecimiento de todo tipo de calamidades y brutalidades sin fin, aceptar, que a pesar de todo, la vida fuera digna de ser vivida.

La vida siempre merece la pena ser vivida. Incluso a pesar de grandes catástrofes, o de haber perdido a seres queridos. También con el padecimiento de una gran enfermedad.  Estas desgracias como solemos llamarlas, en realidad forman parte de la vida. Y aunque llenos de dolor, las veamos injustas debido a nuestra gran ignorancia sobre la vida, en realidad ocurren porque sencillamente son una ley universal de vida (nada es para siempre).  Todas estas tragedias, enfermedades, y problemas de toda índole que vivimos o padecemos, en realidad no son sino oportunidades de crecimiento interior disfrazadas, para que desarrollemos una mayor conciencia  como seres humanos, y encontremos nuestro camino de evolución interior dando sentido a nuestra vida.Si no encontramos ese sentido a nuestra vida, no solo nos sentiremos vacíos, e infelices, sino lo que es peor, al final de nuestras vidas, tendremos la responsabilidad sobre nuestra conciencia, de ver como nuestra vida se ha consumado, y no hemos sabido para qué hemos vivido. 

“No es el sufrimiento en sí mismo el que hace madurar al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento”. 

El Dr. Frankl durante su primera noche en el lager (campamento), se conjuramentó consigo mismo, para no lanzarse contra las alambradas.  Ésta era la expresión típica de la jerga del campo, para describir el método más frecuente de suicidio: tocar la valla electrificada.   
Frankl a pesar de sufrir como un prisionero más, estudiaba las reacciones psicológicas de los internados en los campos.  Observó una apatía emocional que permitía permanecer impasible ante los continuos sufrimientos diarios.  El prisionero enseguida construía, gracias a esa insensibilidad, un caparazón afectivo que actuaba como un íntimo escudo protector, para desembocar posteriormente, en una gran apatía; síntoma típico de lo anterior, actuando como un mecanismo inevitable de autodefensa.

El Dr. Frankl tenía especial dedicación, en ayudar a los que se encontraban en peores condiciones, es decir, a los enfermos que se les permitía quedarse en el barracón en vez de salir a trabajar. Le parecía más sensato intentar ayudar a sus compañeros como médico, que vegetar o perder la vida en un trabajo improductivo e inútil. 

Intuyó, cómo un hombre despojado de todo, puede saborear la felicidad, aunque solo sea un suspiro de felicidad.  Ahora estaba convencido de una cosa, algo que había aprendido demasiado bien: el amor trasciende la persona física del ser amado, y encuentra su sentido más profundo en el ser espiritual del otro, en su yo íntimo. Esta intensificación de la vida interior, defendía al prisionero contra el vacío, la desolación y la pobreza espiritual de su existencia actual, al tiempo que le permitía evadirse devolviéndolo a su vida pasada. 
A medida que la vida interior del prisionero se hacía más honda, apreciábamos la belleza del arte de la naturaleza quizá por primera vez, o con una emoción desconocida.  Bajo la viveza de esas vivencias estéticas, conseguían olvidarse de las terribles circunstancias de su entorno.

Con el paso del tiempo en el campo, la desnutrición, el trabajo forzado, y los maltratos, hacen desaparecer por completo las últimas capas de grasa subcutánea de nuestros cuerpos, los cuales presentaban la apariencia de esqueletos disfrazados con pellejos y andrajos; se podía observar como los cuerpos se devoraban a sí mismos.  El organismo digería sus propias proteínas y los músculos se consumían.  El cuerpo se quedaba sin defensas.


De vez en cuando, el Dr. Frankl levantaba la vista al cielo y contemplaba el diluirse de las estrellas, mientras su mente se aferraba a la imagen de su esposa, imaginándola con una asombrosa precisión.  En ese estado de embriaguez nostálgica se cruzó por su mente un pensamiento que le petrificó, “el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre”.       Percibe en toda su hondura el significado del mayor secreto que la poesía, el pensamiento y las creencias humanas intentan comunicarnos: “la salvación del hombre solo es posible en el amor y a través del amor”.

Al Dr. Frankl le invade como a todo prisionero, la idea de evadirse del campo; pero por primera vez decide mandar sobre su destino.  A pesar de tener la posibilidad de fugarse con algunos de sus compañeros, decide no hacerlo.  Al expresar su inquebrantable resolución de permanecer junto a sus enfermos, desapareció su inquietud interior, ganando una íntima paz, una paz que jamás había experimentado.

Las experiencias de la vida en un campo de exterminio, demuestran que el hombre mantiene su capacidad de elección.  El hombre puede conservar un reducto de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en aquellos crueles estados de tensión psíquica y de indigencia física.

Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: La última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal que debe afrontar frente al destino, para decidir su propio camino.  Es decir: cada hombre, aun bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser; espiritual y mentalmente.  La libertad interior jamás se pierde.  Y es precisamente, esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.

El talante con el que un hombre acepta su ineludible destino, y todo el sufrimiento que le acompaña la forma en que carga con su cruz, le ofrece una singularidad oportunidad, incluso bajo las circunstancias más adversas, para dotar a su vida de un sentido más profundo.  Aun en esas situaciones se le permite conservar su valor, su dignidad, su generosidad.  En cambio, si se zambulle en la amarga lucha por la supervivencia, es capaz de olvidar su humana dignidad, y se comporta poco más allá a como lo haría un animal.

Cualquier situación difícil, ofrece al hombre una oportunidad para su enriquecimiento interior.  La libertad interior puede elevar al hombre muy por encima de su destino adverso.En multitud de ocasiones, como antes dijimos, son las circunstancias excepcionalmente adversas o difíciles, las que otorgan al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo.

Algunos prisioneros del lager, en vez de aceptar las dificultades del campo como una prueba de su entereza humana, juzgaban su situación como un error o un paréntesis del destino, como algo privado de cualquier consistencia existencial.  Para estas personas, se oscurece el sentido de la vida; y esta acaba perdiendo todo su sentido. El prisionero que perdía la fe en el futuro, en su futuro, estaba condenado.  Con la quiebra de la confianza en el futuro, faltaban asimismo, las fuerzas del asidero espiritual; el prisionero se abandonaba y decaía, se convertía en sujeto del aniquilamiento físico y mental.

Bajo las dramáticas condiciones de un campo de concentración, los reclusos deben proponerse una meta futura, un objetivo concreto que de sentido a su vida.  “El que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.

Lo que de verdad necesitamos, es un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida.  “En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros”  Pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente, y no en lo que nosotros podemos extraer de ella. Vivir significa, asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta, a las cuestiones que la existencia nos plantea cumplir, con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular.

La terapia de Frankl, consistía en hacer comprender a sus compañeros, que la vida sí esperaba algo de ellos.  Esta unicidad y singularidad que diferencia a cada individuo, confiere un sentido a su existencia, se fundamenta en su trabajo creador, y en su capacidad de amar.
La logoterapia de Frankl, se centra en el sentido de la existencia humana, y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre. La primera fuerza motivadora del hombre, es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida.  El hombre necesita algo por lo que vivir. Nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida esconde un sentido.

Los campos de concentración nazis, dan fe de que los prisioneros más aptos para la supervivencia, resultaron ser aquellos a quienes esperaba alguna persona, o les apremiaba la responsabilidad de acabar una tarea, o cumplir una misión (hecho confirmado con posterioridad, por los psiquiatras norteamericanos en Japón y en Corea).
El vacío existencial es un fenómeno muy extendido en nuestros días.

El vacío existencial se manifiesta principalmente, en un estadio de tedio (aburrimiento).  Con frecuencia el vacío existencial se presenta bajo máscaras y disfraces.  A veces la voluntad de sentido, se compensa mediante la voluntad de poder, hasta en su expresión más tosca: la voluntad de tener dinero.  En otras ocasiones, el vacío de la voluntad de sentido se rellena con la voluntad de placer. Y eso explica que la frustración existencial, suela provocar un desenfreno libidinoso.  En este vacío existencial, germinan y florecen los procesos y mecanismos neuróticos.

El hombre no debería cuestionarse sobre el sentido de la vida, sino comprender que la vida le interroga a él.  En otras palabras, la vida pegunta por el hombre, cuestiona al hombre, y éste contesta de una única manera: respondiendo de su propia vida y con su propia vida.
El sentido de la vida ha de buscarse en el mundo, y no dentro del ser humano. Cuanto más se olvida uno de sí mismo, al entregarse a una causa, o a una persona amada, más humano se vuelve, y más perfecciona sus capacidades.

De acuerdo con la logoterapia del Dr. Frankl, podemos descubrir o realizar el sentido de la vida, según tres modelos diferentes: (1) realizando una acción, (2) acogiendo las donaciones de la existencia, (3) por el sufrimiento. Uno de los axiomas básicos de la logoterapia, mantiene que la preocupación principal del hombre, no es gozar del placer, o evitar el dolor, sino buscarle un sentido a la vida.

El vacío existencial es la neurosis colectiva más frecuente de nuestro tiempo. Se describe como una forma privada y personal de nihilismo, y el nihilismo se define por la radical afirmación de la carencia de sentido del hombre.


La vida es como un lienzo, si no lo pintamos, este no tendrá nunca ninguna obra. Con nuestra vida ocurre igual, no esperemos nada de ella, pues la vida en sí misma, no nos dará nunca nada. Nosotros somos los pintores de nuestra propia vida, y por tanto, los que tenemos que pintar en nuestro lienzo de vida.  Venimos al mundo a pintar ese lienzo.  Venimos al mundo para aportar algo a la existencia y disfrutar de ella. Venimos al mundo para amar y ayudar a nuestros semejantes, y no para que estos nos sirvan o explotarlos. Venimos al mundo para colaborar con nuestro creador, crecer interiormente y evolucionar con conciencia.

La profunda dignidad de sentirse un ser humano, está tan arraigada en la dimensión espiritual del hombre, que resulta imposible arrancarla incluso en las lacerantes condiciones de un lager.

El Dr. Víktor Frankl, ha sido sin duda, uno de los mayores ejemplos de solidaridad y humanidad que han nacido en el siglo pasado.

La vida siempre merece la pena ser vivida.

Luis Ferrer Fernández


lunes, 6 de enero de 2014

TALLER DE CONTROL Y MANEJO DE LA ANSIEDAD


Llevo unos días que no duermo bien, tengo algo de dolor de cabeza.

La semana pasada tuve síntomas de ansiedad y agorafobia en el supermercado y conseguí superarlo, luego arrastré durante unos días cansancio porque la tensión en esos momentos de ansiedad desgasta mucha energía, y es como si hubiera corrido un maratón.
Pero lo superé.

Hoy al poco de dormirme, me desperté de repente, era la 1:30 de la madrugada. No podía con los ojos, tenía mucho cansancio, dolorcillo de cabeza, un malestar general…. que no me dejaba descansar.
Saltó mi alarma interior, primeros síntomas:

Miedo,  porque ya me costaba respirar, escalofrío por todo el cuerpo y pensé en Julia que es la psicóloga del grupo que me decía:

-           ¿En qué piensas? ¿Qué te pasa por la cabeza?
-           Primero en llamar a mis padres; pero pensaba si cojo el teléfono me pongo más nerviosa, ¡NO! Porque mientras se preparan y vienen,  a mí ya me ha pasado. No quiero molestarlos.
-           Despertar a mi hija y me digo ¡NO! Pobrecita que tiene que madrugar y no quiero preocuparla.

Se me acelera cada vez más el corazón, me cuesta respirar no me funciona.

¡Qué hago!

Pienso en Julia que me dice…

Cambia el pensamiento en positivo, no alimentes los pensamientos negativos y éstos cada vez se van haciendo más grandes.

Frena antes de que vayan a más.

¡Qué hago!

Bebo traguitos cortos de agua. No me pasa.

Pongo media pastilla bajo la lengua que es muy poco, pero tengo esperanzas de que se pase.

Pienso ya sé,  voy a  facebook y leo frases que me ayuden.

Lo hago

¡Qué bien!

Lo voy consiguiendo! Poco a poco van desapareciendo los síntomas.

 ¡LO LOGRÉ!

Pero no puedo con los párpados, no de sueño sino de cansancio. No puedo dormir.

Otras veces,  mientras hablaba con mi hija,  en momento de crisis, en mi cabeza seguía el rum rum; pero esta vez lo conseguí yo solita, con ese miedo que cada vez me iba a más.

Son las 4:00 de la mañana y aquí estoy escribiendo para contárselo al grupo. Estoy sacando provecho del taller, estoy poniendo en práctica técnicas para ayudarme a enfrentarme al miedo en esos momentos tan difíciles.

Hacía mucho que no tenía síntomas de Miedo, de Ansiedad, pero cuando salta la alarma,  es como si se repitiera el ciclo y me digo:

“vaya! ya está aquí “.

Yo tengo miedo a la ansiedad, a no respirar, a no saber controlarla,… pero  si no llega a ser por esta crisis de miedo,  no hubiese podido poner en práctica los cambios de pensamientos en  positivos, técnicas etc. 
La teoría me la sé perfectamente, lo difícil es ponerla en práctica en esos momentos donde los pensamientos van a más velocidad que yo en pararlos.

Frenar es muy difícil, pero estoy contenta.

Sé que tengo que vivir con ello. Entiendo que mientras más información tenga, mejor lo puedo superar  y me puedo enfrentar a la Ansiedad, al Miedo,  porque es el que quiere fastidiarme,  pero NO VA A PODER CONMIGO.

Yo soy más fuerte.

-NO ME VOY A HUNDIR
-NO QUIERO ESTAR MAL
-QUIERO SER FELIZ
-NO ME VOY A PONER UNA CORAZA PARA NO DEJAR PASAR AL MIEDO
-HE SIDO BUENA ALUMNA.
-HE PASADO MI PRIMER EXAMEN

Julia (psicóloga del grupo) me ha ayudado mucho, es maravillosa, me ha transmitido mucho cariño, mucha fuerza para superar las crisis, acordarme de ella en mis malos momentos…

Me he reído mucho. Me alegro de haber estado en el taller.

Muchas gracias al Teléfono de la Esperanza, por abrir una puerta y un  rayo de luz a gente como yo.
A mis compañeros de grupo por estar aquí conmigo, por apoyarme, ayudarme y felicitarme por mis progresos.

Gracias a todos y un beso muy fuerte.
                                                                                                          MJH.

domingo, 5 de enero de 2014

E L E G I L A V I D A


 
Vida. Fotografía de Jesús Aguado
No quise dormir sin sueños:
y elegí la ilusión que me despierta,
el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena,
y no la vida vacía de quien no busca nada,
de quien no desea nada más que sobrevivir cada día.

No quise vivir en la angustia:
y elegí la paz y la esperanza,
la luz,
el llanto que desahoga, que libera,
y no el que inspira lástima en vez de soluciones,
la queja que denuncia, la que se grita,
y no la que se murmura y no cambia nada.

No quise vivir cansado:
Y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido,
y no parar nunca, no dormir nunca.
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos,
habiendo disfrutado del paisaje.

No quise huir:
y elegí mirar de frente,
levantar la cabeza,
y enfrentarme a los miedos y fantasmas
porque no por darme la vuelta volarían.

No pude olvidar mis fallos:
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias
y descubrir mis dones;
y no vivir lamentándome
por aquello que no pude cambiar,
que me entristece, que me duele,
por el daño que hice y el que me hicieron.
Elegí aceptar el pasado.

No quise vivir solo:
y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir,
y no el resentimiento sucio que encadena.
Elegí el amor.

Y hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto
y me transformaron la vida.
Cosas buenas y malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí,
personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.
Y elegí, al menos, cómo vivirla.

Elegí los sueños para decorarla,
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.

No quise vivir muriendo:
y elegí la vida.
Así podré sonreír cuando llegue la muerte,
aunque no la elija…
…porque moriré viviendo.

Rudyard Kipling


Nota. Agradecemos a Fernando este hermoso poema que nos ha remitido a la redacción

Más vida. Fotografía Jesús Aguado

sábado, 4 de enero de 2014

LA ESCRIBANA DEL REINO


-      Carta a los Reyes Magos -

Esta carta la escribí hace once años. Hoy tocaría hacer otra, pero me doy cuenta  de que sigo pidiendo lo mismo:

                                               A SUS MAJESTADES MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR

Queridos Reyes Magos:

            Hace tanto tiempo que no os escribo que ya no sé muy bien cómo empezar, ni qué pedir. Después de pensarlo bastante y considerando vuestra categoría de magos, he decidido pediros una cosa a cada uno esperando no abusar de vuestra generosidad. Son cosas que no puedo comprar ni con dinero, ni con la tarjeta del Corte Inglés (y eso que allí ya es Navidad y todas las ilusiones -según su publicidad- se pueden hacer realidad)

            A ti Melchor, por ser el mayor y más mago, te voy a pedir un spray mágicoque haga transparentes a las personas, para así poder entenderlas y saber exactamente qué hay detrás de tanta palabra bonita y tanto gesto superfluo. Porque, mira Melchor, con los años que tengo, aún no sé por qué si todos somos tan buenos, el mundo va tan mal. Y he llegado a la conclusión de que decimos lo que no pensamos y hacemos lo contrario. Entre tanta confusión es necesario un instrumento que nos desenmascare ante nosotros mismos y ante los demás, y he pensado que este spray mágico puede ser una solución. Claro, tiene que ser mágico mágico de verdad.

            A ti Gaspar, por ser el Rey con el que me hice la foto cuando era pequeña y mi preferido desde entonces, te pido esa pintura color esperanza con la que Diego Torres nos dice que nos pintemos la cara. Me canso de oírselo cantar y de buscarla, pero no la encuentro por ningún lado. Ni aquí, ni en la capital, ni en el mundo mundial. Por eso te la encargo a ti, para ver si de verdad con ella la vida se torna un poco más bonita, y soy capaz de tentar al futuro con el corazón, y de creerme que se puede y... todo eso que él dice.

            Y a ti Baltasar, por ser distinto, te pido una bengala infinita que no sea tan efímera como las que se compran, para que ilumine con su chisporroteo tanta oscuridad interna y externa, para que llene los espacios muertos provocados por los silencios y las ausencias, para que alegre los encuentros y anime las fiestas, para que nos ilusione y nos haga sacar lo mejor de nosotros mismos.

            Eso es lo que he pensado ¿Os parece excesivo?  Os recuerdo que he intentado ser buena y portarme bien, y os prometo que si me  traéis los tres regalos los compartiré con familiares, amigos y conocidos (¿No es así como se acaba siempre esta carta?)

            Un abrazo muy fuerte para los tres

                                                                                                                             
M.E.Valbuena

viernes, 3 de enero de 2014

ACOGER LO QUE VIENE


Repetimos, una y otra vez, en los grupos del Teléfono que una de las sabidurías para la felicidad es la aceptación. 
Saber lo que ha pasado y lo que puede pasar es de inteligentes, pero aceptar que las cosas han ocurrido, me sirven para aprender que no las puedo cambiar. Eso es de sabios. 
Sabiduría y felicidad van de la mano.
Animamos a todos los visitantes a ser sabios. ¿Te atreves?

jueves, 2 de enero de 2014

DESDE EL CORAZÓN



Tres apuntes por el corazón.

Primero.- Dice el Popol-Vuh (o Libro del Consejo, de los mayas), “cuando tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón. Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca”.

 Segundo.- Tom Shadyac, Director de cine, ha hecho el documental “I am”. “Un grave accidente de bicicleta, en la que casi me muero, ha sido clave en mi vida. He dedicado 15 años a entrevistar a las personas grandes de la humanidad, como Chomsky o Desmond Tutú”. A las personas que están viviendo una crisis personal les diría: “Que escuchen a su corazón y tengan el valor de ser ellos mismos. Después tienen que dar los pasos que saben que tienen que dar en su vida siguiendo un camino más afectivo”.

Tercer apunte. La lectura de un libro de Susana Tamaro: “Donde el corazón te lleve”.

miércoles, 1 de enero de 2014

EL RINCÓN DEL OPTIMISTA


La queimada o ‘fuego azul’ invita a reunión y a la alegría colectiva

A carcajadas

Ya me he confesado adicto al humor, al buen humor (Humor y Amor se parecen, recuerda). Me parece que reír es una excelente terapia, de hecho existe la técnica muy extendida y recomendada denominada ‘risoterapia’. Hay que practicar la sonrisa, la risa y la carcajada. Es gratis y beneficioso para el cutis y el corazón. Soy contador de chistes, casi siempre cuento los mismos, como hacía mi tío Pepe -el filósofo de lo rural-, muchos son esos mismos que he adoptado tras su muerte, algunos muy malos, pero no me importa que me lo echen en cara, no me desanimo, porque por muy malos que sean y por muy conocidos, no dejarán de provocar al menos una sonrisilla. Y si al acabar de contarlo ríes tú primero, invitas a reír por contagio. Yo insisto, no voy a parar de intentarlo, porque necesitamos tanto la risa para sobrevivir… Y, otra cosa importante, lo bueno, como lo malo, se contagia; la risa provoca risa y lo positivo sólo puede traernos algo positivo. Es como el optimismo… ¿A que si piensas machaconamente que algo bueno te va a pasar, que te van a aceptar en este sitio o grupo, que vas a lograr esa meta u objetivo, acabas lográndolo? Que sí, que sí, no seas cenizo. Pues eso, piensa en positivo y tendrás buena cosecha; piensa en negativo y te caerá el chaparrón encima. Y cuando te pasa algo malo, hay que saber encontrar lo positivo de ello, que siempre lo hay, no lo dudes, aunque sólo sea el aprendizaje, que no es poco.
Y para predicar con el ejemplo, aquí dejo estos chascarrillos que circulan por Internet, pero que aunque hayas leído/escuchado con anterioridad te van a provocar de nuevo la sonrisa:

¿QUIÉN DIJO...?
!Abajo las drogas!
(Los del sótano)

Vayamos al grano
(Un dermatólogo)


Vayamos por partes.
(Jack el Destripador)


Mi esposa tiene un buen físico.
(Albert Einstein)


Entre pitos y flautas se nos pasó la noche.
(Las putas)


!No a los golpes, sí a los porrazos!
(Bob Marley)


!No más derramamiento de sangre!
(Tampax)


Nunca pude estudiar derecho.
(El Jorobado de Notre Dame)


Ser ciego no es nada, peor sería ser negro.
(Stevie Wonder)


Cuando te fuiste me dejaste un sabor amargo en la boca.
(Mónica Lewinski)


Hasta mañana si yo quiero.
(Dios)


Tengo todos mis hijos de apellido distinto.
(Carlos Distinto)


Me encanta firmar autógrafos en pelotas.
(Un jugador de tenis)


Yo tengo un pasado muy negro.
(Michael Jackson)


Convencer a la Reina me costó un huevo.
(Cristóbal Colón)


Mi padre es un viejo verde.
(El increíble Hulk)


Tengo un nudo en la garganta.
(Un ahorcado)


Si hay algo que me revienta, son los alfileres.
(Un globo)


Levantaré a los caídos y oprimiré a los grandes.
(El sostén)


Se me fue la mano.
(Mazinger Z)


La humanidad me gusta cada día más.
(Un caníbal)


Los reyes son los padres.
(El Príncipe Felipe)


¿Qué mierda pasa entre nosotros?
(Los cachetes del culo)


Si su suegra es una joya, aquí le tenemos el estuche.
(La funeraria)


Anoche me echaron un polvo que casi me mata.
(Una cucaracha)


No veo la hora de irme.
(Un ciego)


La leche me la tomo, la silicona la escupo.
(El hijo de Pamela Ánderson)


Mi novia es una perra.
(Pluto)


Eres la única mujer de mi vida!
(Adán)


Asín sea.
Juan.