Duodécima lección: Vuelvo a ser niño.
De la mano de MITCH ALBOM este blog, los martes, viene compartiendo las viejas lecciones del profesor Morrie Schwartz al que el último diagnóstico médico le detecta una enfermedad incurable, lecciones impartidas a un avezado alumno a las pocas semanas de su adiós definitivo.
Morrie estaban viviendo sus últimos momentos, incapacitado del todo:
- Empiezo a disfrutar de mi dependencia. Ahora me gusta que me pongan de costado y me pongan pomada en el trasero para que no me salgan llagas. O que me sequen la frente o que me den un masaje en mis piernas inválidas. Gozo con ello y me deleito. Es como volver a ser niño. Que una persona con cariño te bañe, te tome en sus brazos, te afeite, te vista, te limpie, te mire con ternura, te lea el periódico, te escuche sin casi entenderte... ¿Sabes?. Vuelvo a ser un niño. Y así no me canso nunca de dejarme hacer, de dejarme querer. ¿Acaso se cansa el bebé de los cuidados amorosos que sus padres les prestan?.
¡Qué bonito!
ResponderEliminardesde luego que de ese cariño no se cansa uno.
ResponderEliminarAceptar las cosas, dejando que trancuran con naturalidad es como dejar que el río siga su cauce. Y eso es hermoso y propio de sabios
ResponderEliminarEsos cuidados me parecen maravillosos recibirlos de la persona que amas, da igual la edad que se tenga.
ResponderEliminarMorrie era un gran hombre ¡le admiro!
Me alegro de que esta persona se sienta así , pues para otros stría muy dificil.
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