Del 16 de Febrero al 24 de Mayo del presente año, he realizado el 3º y último curso que se titula "Relación de Ayuda"; para ser voluntaria del Teléfono de la Esperanza. Los comienzos del mismo me han resultado muy difíciles, aunque ya me habían indicado que este curso no tenía nada que ver con los que había hecho, y efectivamente hasta parte del vocabulario era nuevo para mi.
A la 3ª sesión fui muy disgustada, alicaída, hasta contrariada y con la idea de seguir yendo a las sesiones, pues la convivencia con el grupo no me la quería perder, pero tendría que repetir el curso porque yo me veía que no me acababa de centrar; y ¡menos mal que ya sabia distinguir quien era el Agente de Ayuda y el Ayudando, porque en un primer momento me daba la impresión que ambos hacían la ESCUCHA.
Pedí clases particulares a uno de los redactores del blog y me dijo: " que tenia que trabajar más los temas", quedé cao, y marché diciéndome; ¡sopla Pedrín!, si todos los días le dedico dos horas por lo menos, es que tengo que aceptar que es una limitación mía, más no puedo hacer.
Llegó el día de la sesión y cuando la coordinadora nos pregunto como nos encontrábamos y qué tal la semana, yo dije lo expuesto, pero cual fue mi maravillosa sorpresa que el resto de mis compañeras estaban igual, y ahí la coordinadora con su santa paciencia y cariño, nos estuvo animando y aclarando una serie de conceptos, yo pedí repetir esta 3ª sesión al siguiente jueves, estuvieron de acuerdo, así se hizo, y ya me fui encarrilando pero despacito; de alumna aventajada nada, como algunas personas que me valoraron mucho, cuando hice los otros cursos.
La teoría me iba quedando clara, pero yo me imaginaba de Agente de Ayuda y me daban "latidos en el corazón", de pensar, que podía poner peor al Ayudando de lo que estaba, si no le decía la PALABRA OPORTUNA EN EL MOMENTO OPORTUNO, para que tome conciencia de que él es el primer protagonista en la génesis de su problema y por tanto él debe ser también el principal protagonista en encontrar la solución.
Hacer mal la escucha es muy fácil; un día hice de Agente de Ayuda en el curso y una compañera de Ayudando y me salio de maravilla, espero que me haya servido para tener bien gravado qué es lo que NUNCA debo hacer: NI JUZGAR, NI DIRIGIR, NI CONSOLAR, NI INVESTIGAR, NI ACONSEJAR etc. etc.etc.etc., ya sé que ante todo y sobre todo es ESCUCHAR y saber captar sus SENTIMIENTOS y PENSAMIENTOS de como están viviendo la situación.
Llegó la última sesión del curso, y como buena costumbre que tienen los organizadores del Teléfono de la Esperanza, nos reunimos antes de la misma para compartir la comida, la relación entre nosotras había seguido siendo muy enriquecedora pues además, era el segundo curso que compartíamos juntas y nos seguíamos conociendo. En la sobremesa disfrutamos de la compañía de Mercedes,¡ que satisfacción me produjo poder compartir con la Presidenta del Teléfono de la Esperanza en León la terminación del curso, porque sólo su presencia tan serena, relajada, su forma pausada de hablar... para mí es una gran enseñanza.!
Sobre las 17 horas empezamos la última sesión, llego la hora de indicar si quieres hacer la coescucha para llegar a ser voluntaria en el Teléfono de la Esperanza. Yo indique que si quería, pero hacer yo sola la escucha ya más despacio........
Esther nos dio por escrito una síntesis de todo el curso que está muy bien, y me va a servir de chuleta para cuando este preparada para hacer la escucha.
También quedamos que nos reuniríamos en el mes de Junio, (haciendo partícipe a la coordinadora anterior) para compartir una comida, y como ya habríamos tenido alguna coescucha pues podríamos hablar de nuestra experiencia.
Este curso a parte de lo expuesto,también me ha sido duro porque mi vida familiar ha sido muy dolorosa y triste; pues he tenido que vivir la enfermedad y muerte de mi madre,y el tener que llegar a ignorar definitivamente a un hermano por todo lo vivido de él.
Y por tales situaciones, desde aquí nuevamente mi agradecimiento, con millones de besos, acompañados de abrazos entrañables a mi coordinadora y a mis cinco compañeras que casi todas las semanas he necesitado exponer mis situaciones familiares a la vez que lloraba amargamente, y ellas me han transmitido infinito cariño y respeto, con sus silencios, sus escuchas, indicándome que se estaban poniendo en mi lugar, que me entendían, me comprendían, y cuando nos despedíamos de las sesiones en los efusivos abrazos que siempre nos dábamos al igual que al iniciar la sesión, me verbalizaban que las llamara cuando quisiera.
Me despido con un hasta siempre, y estoy muy contenta porque me acaban de informar que el 7 de junio ya empiezo la coescucha para continuar mi proceso de formación ¡GENIAL!.
Mª Ángeles una participante del curso, que valora el Teléfono de la Esperanza, por todo lo que está recibiendo.