“Voy caminando por la vida,
sin pausa, pero sin prisas
procurando no hacer ruido vestido,
con una sonrisa,
sin complejo ni temores,
canto rumbas de colores
y el llorar no me hace daño siempre
(y) cuando tu no llores”
Sabia filosofía la que encierra esta letra de Melendi. Porque en la vida se trata de eso:
- de caminar sin estancarse, descubriendo, experimentando, provocando cambios
- de no molestar demasiado, aunque los límites en este terreno están confusos
- de aceptar las cosas con una sonrisa, a ser posible
- de ir quitándonos complejos de encima hasta vaciar las mochilas interiores y exteriores
- de luchar contra los miedos que nos inmovilizan y nos ponen a la defensiva
- de cantar, de expresarnos, de manifestar la alegría
- de poner colorido a la mediocridad y a la rutina, a los días grises y a los ratos tediosos
- de permitirnos llorar por lo sufrido y por lo no vivido, por el daño inmerecido y por los sueños sin cumplir
- de no provocar lágrimas innecesarias
(entre otras cosas)
Vamos, que yo no podría decirlo mejor que él. Y además con música
La escribana del Reino
M.E.Valbuena
Me encanta, la fotografia, las reflexiones de Melendi y de La Escribana del Reino".
ResponderEliminarLas de Pepi son:
- enfrentarse siempre con entereza ante las vicisitudes de la vida.
- reconocer sus fallos y subsanarlos.
- Cada día conocerme un poco más. Pués cuánto más me conozca más me voy a querer.
- Tratar de ser cada día más feliz.
- Tener pensamientos agradables, positivos.
- Dar menos importancia cada día a las contrariedades que se me presenten.
- Expresar mis sentimientos.
- Que nadie me perturbe mi tranquilidad y felicidad, al igual que yo no trato de molestar a los demás.
- Buscar la mínima causa para reirme a tope.
- Disfrutar de las cosas más sencillas.
- Valorar cada día más, cuándo estoy con gente que me aporta felicidad, tranquilidad, me dan enseñanzas etc.
- Separarme en la vida, de las personas que solo me aportan insultos, desprecios etc.etc.
Pensándolo bien: ¡cuánto tengo que seguir trabajando!. Pero estoy contenta porque ya encontré el camino.
Me gustan las cosas sencillas y aparentemente sin importancia, como no molestar, sonreir, un saludo pasajero, un gracias, un lo siento, una inclinación con la cabeza, un abrazo, una palabra amable... y así cientos de pequeñas cosas que hoy nos recuerda la Escribana
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