De la mano de MITCH ALBOM este blog, los martes, viene compartiendo las viejas lecciones del profesor Morrie Schwartz al que el último diagnóstico médico le detecta una enfermedad incurable, lecciones impartidas a un avezado alumno a las pocas semanas de su adiós definitivo.
- Ya he decidido lo que quiero que pongan en mi lápida, me dijo Morrie.
- No quiero hablar de lápidas, le contesté.
- ¿Por qué?. ¿Te ponen nervioso?
- Sí. ¿Qué quieres que te pongan?
- Había pensado en esto: “Maestro hasta el fin”, me confesó. ¿Qué te parece?
- Maestro hasta el fin, me gusta.
El me invitó a que pensara que me gustaría que pusieran en la mía. Me lo decía porque si lograba poner un epitafio, mi vida tendría un norte, una estrella.
Está bien eso de tener un norte, una estrella, aunque a veces nos torzamos
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