No te resignes a sufrir.
No te resignes a llorar.
No te resignes a estar en paro.
No te resignes a estar solo.
No se resignes a ser maltratada.
No te resignes a lo evitable.
No te resignes a maldecirte.
No te resignes a quedarte atrás.
No te resignes a ser un idiota o un perfecto egoísta.
No te resignes a la maldad.
No te resignes a la mentira.
Hijo mío, antes que nada, despierta.
El que se dé cuenta que quiere DESPERTAR, pero no sabe cómo; que acuda al TELEFONO DE LA ESPERANZA, que se sorprendera de las enseñanzas que va a recibir para conocerse y dejar de verse una piltrafa.
ResponderEliminarCon cariño M.A.P.
Las personas tenemos una fuerza increíble dentro de nosotros. Si así lo creemos, lo podemos comprobar. Si nos arrugamos, todo se hará cuesta vida. Yo así lo creo.
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