Miedo, fotografía Jesús Aguado |
- Miedo -
En la catedral de León hay un sarcófago con un agujero lateral donde, de niñas, jugábamos a meter la cabeza para que se nos cumplieran los deseos. Muchas tardes íbamos hasta allá para ver quién era la valiente que se atrevía a realizar tamaña proeza. Yo sólo me atreví una vez.
Ignoro si se cumplieron mis deseos de entonces o si quedaron todos en espera. Lo qué si recuerdo es que el miedo podía más que el deseo de ver cumplidos mis sueños. Me justificaba diciendo que no creía en esas cosas mágicas que nada tenían que ver con la realidad.
Evidentemente ni creía ni creo. Pero a lo que voy es a la sensación paralizante que tenía cuando intentaba meter la cabeza en aquel agujero oscuro, sabiendo –como sabía- que dentro no había nada.
A veces pienso en ello. Y me vienen a la memoria otras ocasiones en que el miedo ha sido más fuerte que el deseo. Y siento rabia y tristeza.
El miedo, sentimiento irracional, se impone –si lo dejamos crecer- a cualquier razonamiento lógico. Invade nuestra mente y nuestro espíritu. Nos paraliza y nos hace dependientes. Nos acobarda. Puede con nosotros y nos zarandea como si fuéramos simples muñecos. Nos engulle.
Detrás del miedo no hay nada. Si acaso, una advertencia. Lo sabemos.
Igual que sabemos que sólo podremos con él cuando le miremos a la cara y nos enfrentemos. Pero ¡cuántas veces ha ganado la batalla en nuestra vida!
M.E.Valbuena
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